Aristóteles doblegó a Cristina Kirchner

 Aristóteles doblegó a Cristina Kirchner

La pelea que no existió tuvo dos protagonistas. Uno, Aristóteles, conocido y reconocido internacionalmente. Otro vigente y actual, la doctora Cristina Fernández, presidente de cabotaje de un país que se cayó fuera del mapa en la consideración internacional. El filósofo griego, muerto en el año 322 antes de Cristo, doblegó con facilidad a su ocasional adversaria. Invito al desafío.

Jorge Héctor Santos.

Twitter: @santosjorgeh

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial Urgente24).- Una de las tantas frases dichas por Cristina Fernández,  en los últimos días, pasó medio inadvertida en el tratamiento periodístico y en las redes sociales:

«No nos dejemos llevar por lo que nos dicen sino por nuestra propia realidad».

La pronunció en un acto en su preferido Salón de las Mujeres Argentinas de Balcarce 50.

La realidad de la presidente discrepa y mucho con la verdad, esa que Aristóteles definió como «La única verdad es la realidad».

El resultado de la administración hecha del Estado por Néstor Kirchner, primero, y por Cristina, su esposa, dos veces es sinceramente calamitosa.

Se han dilapidado años de ingresos únicos y extraordinarios provenientes, básicamente, de los altos precios de los productos agropecuarios y de la enorme cantidad de automóviles vendidos a Brasil.

El triste presente ya luce una crisis económica financiera en que el país entró para quedarse y profundizarse a medida que avance el 2014 y 2015.

Los despidos y suspensiones están a la vuelta de la esquina, esperando para seguir destrozando familias.

El mundo no se cayó encima del país, por el contrario las condiciones externas la beneficiaron como nunca antes

¿Qué se ha hecho de bueno con semejante bonanza? Nada.

Los argentinos  siguen transitando por rutas obsoletas, pobladas de autos y de camiones, donde viven codeándose con la muerte, mientras pagan por recorrerlas peajes convertidos en verdaderas aduanas interiores.

Dónde va a parar ese dinero, Dios y el gobierno lo sabrá.

De los ferrocarriles mejor no hablar, mientras Aerolíneas Argentinas, como dice la publicidad está “alta en el cielo”, en la tierra arroja una escalofriante pérdida de US$ 584.000.000 anuales.

Entre lo que pierde Aerolíneas Argentinas y lo se gasta en subsidiar al fútbol y las barrabravas que se ligan con los políticos y la droga, cuántos argentinos que viven humillados sumergidos en la pobreza extrema hubieran dejado de estarlo.

Para qué preguntarlo…

Ni Mariano Recalde ganaría lo que gana por no saber nada de administración de empresas aérocomerciales, ni muchos de La Cámpora tendrían empleos y serían obsecuentes de los recurrentes discursos de las hazañas de Ella y Él que solo existen en el relato, que se hizo añicos.

La educación y la salud pública mejor ni analizarla; resultaría redundantemente deprimente.

El narcotráfico se instaló de la mano de la negligencia, la corrupcion, la política.

La justicia desapareció. La impunidad la reemplazó.

La inseguridad se llevó infinidad de vidas y se la seguirá llevando.

Cristina es la única argentina que puede usar un Rolex de oro y brillnates sin temor que la maten.  Tiene la fortuna de viajar en helicóptero y de estar custodiada por infinidad de personas que mantiene todo el pueblo, incluso los que no saben tan siquiera cómo se escribe o lee la marca del  reloj suizo que la primera mandataria luce.

La otra inseguridad que la presidente de todos y todas impuso, la jurídica, más el cepo cambiario hizo que buena parte de las empresas existentes emigraran.

Las actividades que prosperaron sin freno fueron la instalación de casinos, bingos, departamentos privados donde se ejerce la prostitución, quioscos de venta de drogas, la venta ambulante, La Salada, la clandestinidad, la trata de personas.

Lo ilícito.

Las actividades lícitas no tienen en cuenta a la Argentina.

Otra estrella preponderante de lo ilícito que brilló -como nunca antes- durante estos años es la corrupción.

El petróleo y el gas hacen pito catalán desde sus poltronas, mientras el país se quedó sin autoabastecimiento y a ambos hay que importarlos y habrá que seguir haciéndolo durante años; llevándose de esta forma las pocas reservas que sobreviven en el Banco Central.

Cristina, la mujer que abandonó el marketing del luto, señaló también: «El rencor hace mal y te saca arrugas».

La contradicción siempre presente en los labios de la primera magistrada.

El rencor le sobra y le sigue sobrando a la presidente que abrió una brecha social que llevará décadas cerrar y no silenciosamente.

Fruto de la imaginación de los autores del caduco relato, con esta incompleta pero no corta y menos pesada herencia, Cristina Fernández viuda de  Kirchner, apeló a una frase para la despoblada tribuna:

«Al próximo presidente le quiero dejar un país mucho mejor».

Le resta muy poco tiempo para enmendar tantos daños generados; y milagros, se sabe, la inquilina de La Rosada, no hace.

La presidente debió saber, antes de abrazar el papel que encarnó en esta telenovela K que termina con bajo rating es que:

«La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder».(*)

Como dijo Gerardo Martino, el argentino que dirige al Barcelona de España:

“Cuando no se da la talla, no hay que reclamar otra oportunidad”.

En la frágil memoria de los argentinos debería guardarse esta última frase, tanto para la pobrísima corporación política de cabotaje existente, como para los millones de votantes que la elige.

(*) Aristóteles

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