Rusia impone condiciones draconianas en Estambul, Ucrania rechaza y Europa se tambalea. La guerra ya no es local: amenaza con desestabilizar todo el orden internacional. Polonia, China y Bruselas se reconfiguran en un tablero donde la paz parece un espejismo geopolítico.
La actividad, organizada por el Gobierno de Jujuy a través de la Dirección Provincial de Servicios Basados en el Conocimiento del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción.
Lejos de una solución, la “guerra que no termina” parece entrar en una nueva fase de endurecimiento. La vía política está cerrada, y el destino de Europa vuelve a jugarse —como tantas veces— en el barro y la sangre del campo de batalla.
La disonancia quedó clara tras la reciente entrevista de Gustavo Sylvestre a la ex presidenta. Allí Cristina ensayó una defensa de su rol histórico, alertó sobre el programa de Milei, y dejó entrever que su compromiso sigue intacto.
“Estos tipos no construyeron nada”, dijo con firmeza. Y tenía razón. La Argentina de Milei es una fábrica de ajuste, donde se revolean jubilados, docentes y científicos como si fueran “gastos innecesarios”.
El Congreso vivirá una sesión clave. Si la oposición logra quórum y vota una nueva fórmula de actualización jubilatoria, el gobierno deberá elegir entre aceptar la voluntad del pueblo representado o confirmar que su única lealtad es con los fondos que le exigen más sangre.
El dilema libertario queda expuesto: ¿Puede avanzar un proyecto de flexibilización sin respaldo político, social ni jurídico? Hasta ahora, los jueces, los sindicatos y hasta algunos bloques opositores comienzan a decir que no.