Perico Noticias. En la recta final de campaña, Mariana Mendoza eligió un mensaje poco frecuente en tiempos de consignas vacías: autocrítica y unidad. “Recorrer la provincia te golpea de frente con una realidad dura: estamos mal. El ajuste nacional arrasó con lo construido y en muchos barrios la angustia es el idioma de todos los días”, dijo. Pero lejos de la queja, trazó hoja de ruta: ampliar la mesa del debate, sumar generaciones y refundar el peronismo jujeño con reformas de segunda generación orientadas a resultados.
“No somos oficialismo, pero igual resolvemos lo que podemos: de a poco, caso por caso, barrio por barrio. Ahí está la diferencia”, planteó Mendoza, que valoró la muy buena recepción en capital e interior. “La gente escucha cuando hay propuestas y cuando estás todo el año, no sólo en campaña”.
La dirigente subrayó el protagonismo juvenil: “No somos el ‘futuro’; somos el hoy. Estudiamos, trabajamos y sostenemos la olla. Por eso exigimos respuestas y queremos una política que nos incorpore a decidir”. En su visión, la unidad no es una foto sino un acuerdo de prioridades: empleo, educación y producción con foco PyME y emprendedores.
Mendoza pidió un voto pensado y responsable por la lista 501 (tercera columna, color blanco), que encabezan Pedro Pascuttini y Verónica Valenta. “Son personas que van a poner primero a Jujuy. Un diputado nacional debe responder a los jujeños, no a la bajada de línea de ninguna ‘cabeza’ en Buenos Aires”.
Con una metáfora potente, propuso “cruzar el Jordán” peronista: dejar atrás el desierto de la queja, ordenar la casa con estándares modernos (gestión por metas, seguimiento público, control social) y llevar soluciones a cada rincón: conectividad, seguridad comunitaria, servicios básicos y un plan de alivio a endeudados para familias y comercios.
“Autocrítica para unir y sanar—remarcó—. El peronismo que viene es de trabajo y resultados, con mujeres y jóvenes en la mesa, y con la provincia al tope de la agenda. Ese es el mandato que vamos a honrar”.
