Axel 2027: La resurrección peronista se cocina en Buenos Aires

Axel 2027: La resurrección peronista se cocina en Buenos Aires


Mientras los libertarios deliran con motosierra en mano y la oposición tradicional se deshilacha en internas, un nombre emerge con fuerza desde el corazón político de la Argentina: Axel Kicillof. El gobernador bonaerense se perfila con claridad como el único dirigente con imagen positiva suficiente para reordenar la política nacional y proyectar una resistencia seria de cara al 2027.

La posible victoria de Kicillof en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre ya no es una hipótesis: es casi una certeza matemática. La fusión improbable —y cada vez más impopular— entre el PRO y el radicalismo fractura sin retorno el armado libertario. Mientras Ritondo patina en negociaciones con la Casa Rosada, los intendentes amarillos hacen fila para migrar al eje radical, dejando a Milei y compañía con un frente libertario tan agrietado como la economía que intentan sostener con parches, insultos y vetos.

En este clima de tensión e incertidumbre, la detención de Cristina Fernández de Kirchner, lejos de eclipsar al peronismo, ha liberado la cancha para que Kicillof —el cuadro técnico devenido en líder carismático— tome la posta. Su nuevo partido, Movimiento Derecho al Futuro, es más que una etiqueta: es una estrategia para ampliar la base política, capturar los votos de Unión por la Patria y hablarle al electorado desencantado que busca coherencia, no venganza.

La economía es el telón de fondo que expone la desesperación oficialista. El dólar blue desbocado, la inflación “controlada” sólo en PowerPoints, la huida de capitales y el derrumbe de los bonos argentinos marcan una tendencia alarmante. Los mercados, muchas veces más lúcidos que la política local, ya anticipan que no hay plan de gobernabilidad real en Balcarce 50. El país carece de rumbo, y esa orfandad de liderazgo es detectada por el capital externo que empieza a mirar con otros ojos al único dirigente que no le teme al Estado y que entiende la macroeconomía desde adentro: Axel Kicillof.

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En la antesala del 2027, Buenos Aires se convierte en el laboratorio de una nueva unidad peronista, más ancha, más estratégica y, sobre todo, más potente. No es casual que gobernadores, sindicalistas y movimientos sociales empiecen a gravitar en torno a su figura. En la crisis, mientras Milei juega con fuego institucional y se encierra en su burbuja digital, el peronismo vuelve a hacer lo que mejor sabe: reconfigurarse, resistir y prepararse para recuperar el poder.

El nuevo clivaje no será izquierda-derecha. Será entre quienes destruyen el Estado por dogma y quienes lo recuperan para proteger a los de abajo. En ese tablero, Kicillof tiene las piezas, el discurso y el temple.

Axel 2027 no es sólo una posibilidad: es la próxima página del peronismo en la historia argentina.

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