“Axel Presidente”: El rugido de un nuevo liderazgo para frenar el saqueo de la ultraderecha

“Axel Presidente”: El rugido de un nuevo liderazgo para frenar el saqueo de la ultraderecha

El peronismo, golpeado pero jamás vencido, encuentra en Axel Kicillof una voz que sintetiza el dolor social, la resistencia democrática y la esperanza de reconstrucción. El gobernador bonaerense no habló como un simple gestor provincial: se paró frente a la Argentina como el emergente más lúcido y valiente para encabezar una contraofensiva popular frente a un gobierno nacional que ha decidido incendiar el contrato democrático con la motosierra del ajuste, el odio ideológico y la entrega de la soberanía.

En una entrevista con Gustavo Silvestre que ya circula como documento político, Kicillof acusó sin medias tintas: «Esto pasa en la Argentina de Javier Milei». La persecución judicial a Cristina Fernández, el ahogo financiero a las provincias, el recorte brutal de medicamentos y alimentos, el empobrecimiento planificado de trabajadores, jubilados y estudiantes, no son errores ni desbordes: son el corazón de un plan de devastación neoliberal con olor a sangre, impuesto por el Fondo Monetario Internacional y aplaudido por una casta financiera que se relame mientras crece el hambre.

Kicillof no dudó: llamó a construir una estrategia de unidad amplia, federal, respetuosa de las diferencias, pero decidida a ganarle a Milei, a enfrentar el modelo de ultraderecha con un programa de justicia social, producción nacional y soberanía política. Afirmó que Cristina está proscripta por una Justicia que actúa como partido político, al servicio de un poder económico que ya no disimula su voracidad, y denunció el saqueo de 35% de los recursos coparticipables a las provincias. “Nos están robando los recursos con los que damos de comer, educamos, curamos y generamos trabajo”, sostuvo.

La foto que une a los 23 gobernadores en un reclamo conjunto por los fondos de combustible y ATN marca un punto de inflexión. La Argentina real, la que trabaja, produce y resiste en las provincias, no está dispuesta a ver cómo se derrumba el federalismo. La advertencia fue clara: hay provincias que no podrán pagar aguinaldos si Milei sigue con su política de asfixia. Pero también hay una energía de respuesta en marcha: Kicillof representa esa corriente histórica que se activa cuando los pueblos tocan fondo.

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El mensaje es potente y el escenario está abierto. El 2025 será una bisagra: o se consolida la pesadilla neoliberal del sometimiento financiero y la dictadura de mercado, o emerge con fuerza una alternativa que reconstruya la Patria desde abajo, con justicia, trabajo y dignidad. Kicillof lo dijo sin eufemismos: “Para frenar la persecución a Cristina, hay que ganarle a Milei”. Esa frase no es una consigna, es un mandato.

Con la bandera de un peronismo aggiornado, con capacidad de representar al que sufre y al que espera, Axel Kicillof empieza a proyectarse más allá de Buenos Aires. Su liderazgo no se impone: se construye en la calle, en la gestión, en el cuerpo a cuerpo con la gente. Y si el futuro tiene nombre, en la voz del pueblo empieza a sonar con fuerza: Axel Presidente.

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