Campeón, la minería es neocolonialismo: cuando el oro es ajeno y la miseria queda

Campeón, la minería es neocolonialismo: cuando el oro es ajeno y la miseria queda

Mientras el gobierno canta victoria con cifras de crecimiento truchas, la verdadera Argentina se vacía. La megaminería, en nombre del «progreso», remata el subsuelo nacional por chauchas y migajas. ¿Quién se queda con el litio, el cobre y el oro? Spoiler: no es el pueblo.


Argentina no es un país pobre, es un país saqueado. Y en 2025, ese saqueo ya no se disfraza ni con promesas de “progreso” ni con gráficos del PBI. Hoy, el gobierno libertario, mientras destruye las pymes, congela salarios y reprime protestas, festeja un supuesto crecimiento basado en la entrega sistemática de nuestros recursos naturales. Y la joya del saqueo tiene nombre propio: minería a gran escala.

Carlos Maslatón lo dijo sin vueltas: “Campeón, la minería es neocolonialismo”. Y tiene razón. Porque lo que vivimos no es desarrollo, es concesión a precio vil, es una nueva forma de coloniaje. Es el modelo extractivo más salvaje disfrazado de «inversión extranjera». Vos ponés el territorio, el agua, la mano de obra barata… y te devuelven residuos tóxicos, enfermedades y una falsa estadística de crecimiento.

Mientras el litio de Jujuy, el oro de San Juan y el cobre de Catamarca salen en containers rumbo a China o Canadá, los pueblos del norte están más pobres que nunca. No hay rutas nuevas, no hay escuelas con WiFi, no hay hospitales con médicos. ¿Qué dejó el boom del litio? ¿Cuál fue el derrame de riqueza para las comunidades? Ninguno. Porque ni siquiera pagaron lo que debían pagar: les dieron estabilidad fiscal y libre disponibilidad de divisas. Traducción: los dejaron llevárselo todo.

Este esquema no es nuevo, pero ahora es más violento. Milei y Caputo diseñaron un país donde la soberanía no tiene precio, porque todo se remata. Y la minería es el corazón de ese proyecto: una Argentina «competitiva» que gana vendiendo barato lo que no puede reponer. Nos están vaciando mientras mienten con cifras infladas, endeudamiento récord y tipo de cambio manipulado.

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Los economistas de traje dicen que sin minería no hay futuro. Pero el verdadero futuro será sin patria si seguimos concesionando el suelo como si no nos perteneciera. Las regalías mineras son una limosna. El agua contaminada, un crimen ambiental. Y el litio sin control social, un robo a generaciones enteras.

En la Argentina real, donde la recesión es brutal y el dólar es una ficción sostenida con deuda, la megaminería no es salvación: es una soga al cuello.

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