Redacción Perico Noticias // En un clima político de turbulencia y desconcierto, Carlos Sadir ha emergido como la figura que busca liderar una remontada histórica para la UCR en Jujuy. Mientras el ocaso del radicalismo en la provincia se hace cada vez más evidente, el actual gobernador se enfrenta al desafío de devolverle vitalidad a un partido que parece desgastado y sin rumbo.
Con una imagen moderada y una gestión hasta ahora sin estridencias, Sadir ha convocado a su gabinete y a los entes descentralizados para proyectar estrategias de trabajo a futuro. En sus propias palabras: “Redoblamos el compromiso de trabajar para mejorar la vida de todos los jujeños”. Sin embargo, detrás de este mensaje conciliador y optimista, se esconde una batalla política intensa que podría definir no solo el destino de Sadir, sino también el del radicalismo jujeño.
Gerardo Morales: del liderazgo a la sombra
Gerardo Morales, el otrora líder indiscutido de la UCR en Jujuy, parece haber cedido gran parte de su poder político tras una estrepitosa caída en su imagen. Las razones de su ostracismo son varias: medidas impopulares como el SEPROSA, un sistema de salud que ha generado rechazo entre la población, y una percepción de desgobierno que ha erosionado su base de apoyo. En este escenario, Morales ha dejado el tablero abierto para que Sadir tome las riendas con un margen de maniobra inédito.
Incluso, figuras cercanas al exgobernador, como su hermano Fredy Morales, parecen ahora alinearse bajo la órbita de Sadir, lo que refuerza la teoría de que Morales ha decidido replegarse para evitar una caída aún más aparatosa. Pero la pregunta que resuena en los pasillos del poder es: ¿ha entregado Morales las herramientas necesarias para que Sadir logre el milagro, o simplemente se ha resignado a que el radicalismo enfrente su declive?
La estrategia de Sadir: entre el pragmatismo y la reinvención
Con el panorama actual, Sadir parece apostar a una estrategia que combina pragmatismo y reinvención. La atomización del peronismo, unido a la falta de territorialidad de los libertarios, ofrece una ventana de oportunidad para un desdoblamiento estratégico de elecciones. Esta movida podría dar oxígeno a un partido que necesita urgentemente reconectarse con una ciudadanía desencantada por temas críticos como la inflación, el desempleo, las deudas habitacionales y un acceso restringido a servicios esenciales como la salud y la educación.
En este contexto, figuras como Isolda Calsina, del partido Lyder, y el intendente Julio Bravo, con una aprobación de 18 y 22% puntos respectivamente, se convierten en aliados clave para reforzar el discurso de Sadir. Si bien estas cifras no son espectaculares, superan a las de otros referentes radicales y podrían ser suficientes para apuntalar un nuevo proyecto político.
El fenómeno del cisne negro: ¿una amenaza o una oportunidad?
Mientras los principales partidos navegan entre techos bajos y bases debilitadas, en Jujuy comienza a surgir la posibilidad de un cisne negro: un movimiento político inesperado que irrumpa en el escenario y desmonte las polarizaciones tradicionales. La experiencia de partidos provinciales exitosos en otras jurisdicciones podría inspirar la aparición de una alternativa local que capitalice el descontento generalizado.
Por ahora, Sadir parece tener claro que su único camino es el de liderar una transformación interna en el radicalismo. Sin embargo, el tiempo apremia y la paciencia de los jujeños se agota. En una provincia donde los votantes ya han mostrado su hartazgo con gestiones de larga data como la de Raúl Jorge en la capital, el margen de error es mínimo.
¿Será este el renacer de la UCR o el preludio de su caída definitiva?
Sadir enfrenta el desafío de ser más que un “funcionario rescatable”. Si logra aprovechar las debilidades de sus rivales y consolidar una plataforma que enamore a los jujeños, podría convertirse en el líder que el radicalismo necesita para reinventarse. De lo contrario, será recordado como el último capitán del barco antes de su hundimiento.
Por ahora, la mesa está servida y las cartas están sobre la mesa. Solo el tiempo dirá si Sadir es el héroe que Jujuy espera o una pieza más en el tablero de un juego político que parece no tener fin.
