Por Redacción Política – Perico Noticias 7/ La advertencia no vino de un opositor marginal ni de un “tirabombas” de redes sociales. La hizo Domingo Cavallo, el padre del corralito. En una declaración tan cruda como reveladora, el exministro de Economía advirtió que el gobierno de Javier Milei está jugando con fuego al sostener un sistema financiero sin respaldo, sin reservas líquidas y con una economía orientada más a maquillar indicadores que a proteger los depósitos de los argentinos.
Y no fue cualquier frase. Cavallo, que sigue siendo una figura de referencia para los economistas más ortodoxos, afirmó:
“Toda intermediación financiera que admita encaje fraccionario, sea en pesos o en dólares, necesita contar con mecanismos de provisión de liquidez para evitar corridas desestabilizadoras.”
Traducido: si el Banco Central no tiene los dólares reales para respaldar tus depósitos, una corrida bancaria podría llevarnos al infierno. Otra vez. Y esta vez, con los mismos responsables de siempre, pero más desregulados, más ideológicos y mucho más irresponsables.
Milei: ¿el correcaminos de la economía?
Cavallo fue aún más gráfico. Dijo que la situación económica del gobierno libertario se parece al “correcaminos que todavía no miró para abajo”, porque vive sin reservas, utiliza dólares ajenos (tuyos, míos, nuestros) y apuesta todo a una inflación de 1,8% que la calle ya no cree. Mientras tanto, se van dólares para vacaciones, inversiones offshore y desarme de carteras. Todo con plata de los depósitos bancarios.
“Las reservas no están en cero, están en negativo”, lanzó Cavallo con una dureza que rompe con la comodidad tecnocrática con la que suele hablar.
Y agregó:
“Cuando llega la crisis —y siempre llega— si no tenés dólares propios, el sistema se derrumba. Ya nos pasó. Nos costó cinco presidentes en una semana, 27% de desocupación, 57% de pobreza. Hoy están jugando al mismo juego.”
¿Qué pasa si todos queremos nuestros dólares al mismo tiempo?
El sistema financiero argentino funciona con un frágil encaje fraccionario: los bancos no tienen todos los dólares que aseguran tener. Usan parte de esos depósitos para otras operaciones. Pero si todos los ahorristas decidieran retirar su dinero en simultáneo, los bancos simplemente no podrían responder.
En este contexto, lo que Cavallo denuncia no es un error técnico, es una bomba en cámara lenta. Las reservas líquidas del Banco Central no alcanzan para responder ante una corrida. Y lo más grave es que el gobierno lo sabe… y no hace nada.
¿Por qué? Porque la prioridad del Mileísmo es una: llegar a octubre con una inflación bajísima, aunque sea trucha. Aunque sea con hambre. Aunque haya que rifar los depósitos.
La trampa de la inflación maquillada
Mientras Cavallo prende la alarma, las consultoras y universidades revelan que la percepción de inflación de la población duplica al índice oficial. La Universidad Di Tella publicó que los argentinos perciben un aumento del 5% mensual, no del 2% que dice el INDEC.
Y no es paranoia. La clase media no desaparece sólo porque suben los precios: desaparece porque ya no puede comprar yerba, remedios, ni pagar el colegio de sus hijos. Entonces, aunque el número baje, la bronca sube.
¿Quién paga esta fiesta?
El gobierno se aferra a una estabilidad precaria como si fuera el único objetivo político. Pero en paralelo, aumentan los paros, las movilizaciones, los conflictos en hospitales como el Garrahan, y los jubilados empiezan a salir a la calle. El malestar se acumula y los colectivos sociales confluyen en algo más peligroso: una oposición ciudadana espontánea, sin jefes, sin estructuras partidarias, pero con una fuerza emocional incalculable.
¿Corralito Reloaded o el derrumbe del relato libertario?
La historia podría repetirse, y no como farsa. La dolarización prometida se desvanece. La inflación real no baja. Y los depósitos están en riesgo. Cavallo, que no es ningún enemigo del gobierno, lanza una advertencia para quien quiera escuchar: “estás jugando con plata ajena, y si no la devolvés, esto explota.”
¿Y vos? ¿Tenés tus ahorros en el banco?