El joven cineasta y su equipo fueron seleccionados con una beca internacional para perfeccionar en La Paz un largometraje ambientado en la feria de Monterrico. Una historia marginal, visceral y profundamente jujeña que busca hacer historia.
Por primera vez, la ciudad de Monterrico —con su feria mayorista, su gente y sus calles polvorientas— será escenario de una película de ficción de largometraje con proyección internacional. El jové que pasó su niñez en Monterrico Gastón Villanueva, joven director audiovisual, encabeza el equipo que impulsa “Changarín”, una historia que nace del corazón del pueblo y se proyecta hacia las pantallas del mundo.

El proyecto ha sido seleccionado como ganador en el laboratorio del Festival de Cine de las Alturas, lo que le otorgó a Villanueva y su equipo una beca para participar en el prestigioso Laboratorio Internacional de Cine de La Paz, Bolivia, a realizarse a fines de agosto. Allí, trabajarán junto a referentes del cine latinoamericano para perfeccionar el guion, el enfoque narrativo y el diseño de producción.
“Queremos filmar en Monterrico, en su feria mayorista, retratar una historia que muchas veces no tiene espacio en el cine comercial. Changarín es eso: la vida de un joven que trabaja haciendo changas, cargando bolsas, empujando el carro, soñando en medio de la crudeza”, relató Villanueva a Perico Noticias.
Una historia heredada, una mirada propia

Lo impactante de Changarín no es solo su temática, sino también su origen. La historia fue ideada décadas atrás por Sergio Villanueva, padre de Gastón y figura vinculada a la escena cultural local. El hijo —ahora director formado— recogió esa semilla y la cultivó junto a sus compañeras de equipo: Malena (producción) y Carolina (co-guionista), también oriunda de Perico.
El film propone un arquetipo universal pero con raíz jujeña: un joven marginal, que trabaja desde la infancia, enfrenta encrucijadas personales, pesares profundos, pequeños triunfos y sueños intensos. “No queremos romantizar la pobreza, sino mostrar la dignidad con la que se vive incluso en las condiciones más adversas, mostrar al changarín como héroe cotidiano”, enfatizó Gastón.
Monterrico, escenario del cine que nace desde el norte
La elección de Monterrico no es casual. La ciudad tabacalera, conocida por su feria mayorista y su intenso flujo de trabajadores informales, representa un territorio estético, humano y simbólico. “Es una locación viva, con identidad. No es escenografía, es personaje”, afirma Villanueva.
Con esta producción, Monterrico no solo entra en el mapa del cine nacional, sino que abre una puerta a la creación audiovisual descentralizada, alejándose de los polos tradicionales como Buenos Aires o Córdoba. “Queremos que Monterrico y Perico estén en la pantalla grande con sus voces, sus rostros, sus colores reales”, sostiene el equipo.
Un llamado a los jóvenes: soñar y crear desde Jujuy
Durante la entrevista, Gastón aprovechó para enviar un mensaje potente a las juventudes: “Hoy en Jujuy hay escuela de cine, escuela de música, espacios culturales. Ya no hace falta irse a la capital para crear. La historia puede nacer acá, donde estamos. Sólo hace falta compromiso, paciencia y mucho amor por lo que uno quiere contar”.
La historia de Changarín está en plena escritura y desarrollo. El equipo viajará a La Paz para fortalecer el proyecto, buscar coproducciones y prepararse para futuras convocatorias de financiamiento. Pero lo más importante ya está definido: el alma de la película late en las calles de Monterrico.
“Changarín” no será solo un largometraje. Será un retrato colectivo, una narrativa de identidad popular, y una puerta para que el cine que nace del interior profundo del país comience a narrarse con voz propia. Porque hay otras historias que merecen ser contadas, con barro, con lucha y con sueños.