Redacción Perico Noticias // El clima social en Argentina está marcado por el hartazgo ciudadano hacia los procesos electorales constantes y sus escasos resultados positivos para la población. En este contexto, la posible eliminación de las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) ha reavivado el debate sobre la eficiencia y el costo de los sistemas electorales. En Jujuy, una provincia que históricamente ha recurrido al desdoblamiento electoral como parte de su autonomía, esta práctica se enfrenta a crecientes críticas, especialmente en un momento donde la sociedad exige austeridad y ética en el manejo de los recursos públicos.
El desdoblamiento bajo la lupa
El desdoblamiento electoral, que permite a las provincias convocar comicios en fechas distintas a las nacionales, ha sido utilizado como herramienta para priorizar agendas locales. Sin embargo, para muchos ciudadanos, esta práctica está perdiendo legitimidad en un contexto donde los recursos son escasos y los resultados políticos parecen cada vez más lejanos de las necesidades reales de la sociedad.
En el caso de Jujuy, las múltiples convocatorias a las urnas en un mismo año no solo implican un elevado costo financiero, sino también un desgaste social. La logística electoral, los recursos humanos y materiales, y los esfuerzos destinados a campañas políticas contrastan con una realidad provincial donde persisten problemas estructurales como la pobreza, la falta de empleo y el deterioro de los servicios públicos.
El dilema de las PASO: ¿una herramienta o un obstáculo?
El sistema de las PASO fue concebido como un mecanismo para democratizar las internas partidarias y reducir la fragmentación electoral. Sin embargo, en la práctica, se ha convertido en un proceso costoso y cuestionado, especialmente en escenarios donde los resultados parecen predecibles. La posibilidad de su eliminación plantea un interrogante clave: ¿realmente las PASO fortalecen la democracia o representan un gasto innecesario en tiempos de crisis?
En Jujuy, la coexistencia de las PASO con el desdoblamiento electoral genera un doble impacto negativo. Por un lado, incrementa los costos asociados a los comicios, y por otro, amplifica el cansancio de la ciudadanía, que percibe estas prácticas como desconectadas de las demandas urgentes del día a día.
La crítica ciudadana: moral y pragmatismo
En un momento donde la sociedad exige austeridad y un uso más responsable de los recursos públicos, el desdoblamiento electoral en provincias como Jujuy enfrenta una fuerte mirada crítica. Los ciudadanos cuestionan si es ético destinar millones de pesos a procesos electorales repetidos cuando existen necesidades urgentes que requieren atención inmediata.
Además, este descontento no se limita al plano financiero. Para muchos, la proliferación de elecciones en un mismo año refuerza la percepción de que la clase política está más preocupada por sus intereses partidarios que por resolver los problemas concretos de la población.
¿Qué debería cambiar?
La discusión sobre la eliminación de las PASO y el desdoblamiento electoral no solo es técnica, sino profundamente política. Algunas posibles soluciones incluyen:
- Unificar calendarios electorales: Establecer un sistema de votación conjunta para evitar la fragmentación de los comicios y reducir costos.
- Apostar por la digitalización: Explorar herramientas tecnológicas para hacer más eficiente y menos costoso el proceso electoral.
- Establecer criterios de austeridad: Garantizar que los procesos electorales sean compatibles con las demandas sociales de ahorro y moralidad pública.
- Fomentar la participación ciudadana: Reformar los mecanismos de selección de candidatos para que sean más representativos y transparentes, evitando las PASO cuando no sean necesarias.
En Jujuy, como en el resto del país, la sociedad está pidiendo cambios profundos en la forma en que se gestionan los procesos electorales. La eliminación de las PASO y la revisión del desdoblamiento electoral son pasos necesarios para alinear las prácticas políticas con las exigencias de austeridad y eficiencia que marcan el momento actual. La clase política enfrenta un desafío ineludible: demostrar que está dispuesta a priorizar los intereses de los ciudadanos por sobre los propios, o seguir alimentando un sistema que, para muchos, ya no tiene justificación.
