Comer sano cuesta hasta tres veces más caro

 Comer sano cuesta hasta tres veces más caro

Comer sano para estar en forma o para evitar enfermedades no depende tanto de la voluntad como del bolsillo: un menú saludable que incluya más frutas, verduras y lácteos triplica el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que mide el INDEC. Según un estudio realizado por la Cátedra de Economía Alimentaria de la facultad de Medicina (UBA), la “Canasta Alimentaria Saludable” es tres veces más cara que la elaborada por el organismo oficial en base a productos con elevados niveles de carbohidratos y grasas, que sólo evitan pasar hambre pero favorecen la obesidad.

El organismo académico señaló que mientras para el INDEC la Canasta Básica para una familia tipo cuesta 545 pesos, una pareja y sus dos hijos debe gastar mensualmente 1.705 pesos para comer bien, es decir, un 300 por ciento más. El titular de la cátedra, Sergio Britos, armó junto a un grupo de colaboradores una Canasta Saludable en la que se incluye gran variedad y cantidad de lácteos (leche, yogur, queso), verduras, frutas, cereales, harinas, pastas, legumbres, pan, carnes de todo tipo y aceites. “El valor de la canasta básica saludable no es menor a 1.600 pesos para un hogar pobre y va en subida”, dijo Britos.

El especialista explicó a este diario que “la diferencia entre ambas mediciones está dada por la composición de la canasta pero también por la cosmética que aplica el Indec a sus números”. Aplicando un “sinceramiento” a la CBA del Indec se llega a un valor de 1.317 pesos por mes para una familia tipo, que de todas maneras está casi 400 pesos abajo de la Canasta Saludable de la cátedra de la UBA.
Cómo es la canasta “sana”
Las diferencias entre las dos canastas son evidentes: mientras la UBA recomienda cuatro porciones de lácteos al día, la del INDEC no llega a dos y lo mismo pasa con las frutas y las verduras. La UBA habla de cuatro y cinco porciones, y el INDEC, de una.

“La Canasta Básica Alimentaria fue elaborada en 1988 y nunca fue actualizada”, explicó el especialista que señaló que “en aquel momento el paradigma de los problemas nutricionales era el hambre mientras que hoy lo es la obesidad y algunas deficiencias nutricionales específicas”. Según la encuesta nacional de nutrición, el hambre no supera un 1,5 por ciento de los niños menores de 6 años, mientras que la pobreza infantil argentina se acompaña de obesidad y algunas deficiencias nutricionales específicas.
Dieta pobre para los pobres
“Pretender que una persona u hogar no sea considerado indigente porque sus ingresos superan el costo de un estándar alimentario mínimo, básico, aún cuando es claro que ese estándar no asegura de ningún modo comer saludablemente es por lo menos un concepto limitado”, dijo Britos. Según Britos, a menor ingreso la dieta es más monótona: pan, pocos cortes de carne vacuna, aceite de girasol, papa y azúcar representan casi el 60 por ciento de las calorías ingeridas por un pobre promedio.

“La monotonía alimentaria es la puerta de entrada de los problemas nutricionales diagnosticados por la Encuesta Nacional de Nutrición de 2005: tendencia a la obesidad, deficiencias de nutrientes esenciales (calcio, vitaminas C y A, ácidos grasos y hierro) y desnutrición de tipo crónica”, dijo el especialista. Pese al negativo panorama, para Britos una alimentación razonablemente sana es posible, aún para los bolsillos más flacos.

“Hay tres grandes grupos de alimentos en cuanto a su calidad: están los muy buenos, que son caros, los de baja calidad, que son baratos y los intermedios”, explicó. “Dentro de este grupo hay productos con un nivel intermedio de precios que permite armar una dieta razonablemente sana”, consideró el especialista.

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