Créditos récord en Agroactiva: ¿reactivación del agro o expresión brutal de la asfixia financiera?

Créditos récord en Agroactiva: ¿reactivación del agro o expresión brutal de la asfixia financiera?

Mientras los titulares celebran las cifras históricas de solicitudes de crédito en Agroactiva 2025 —más de 640 mil millones de pesos entre el Banco Santa Fe y el Banco Entre Ríos—, un analista financiero debe detenerse, respirar hondo y preguntar: ¿esto es una señal de reactivación… o un grito desesperado de auxilio?

Porque lo que parece una fiesta de financiamiento podría, en verdad, ser el velorio silencioso de la competitividad del agro argentino.

La paradoja del récord: ¿dinamismo o deshidratación?

Las más de 3.800 solicitudes de crédito presentadas no implican aprobación, ni activación inmediata del sector. Son eso: solicitudes. Y en economía, las intenciones no son hechos. Lo que emerge aquí es la confirmación de que el sector agrícola está ahogado, con falta crónica de liquidez y con un dólar oficial barato —en pesos— pero caro en términos internacionales, que ha fulminado su competitividad externa.

Argentina tiene una maquinaria agrícola frenada. El campo, agobiado por años de inflación, presión fiscal distorsiva y falta de reglas claras, busca con desesperación capital de trabajo no para expandirse, sino para sobrevivir bajando costos a fuerza de tecnificación. ¿Estamos hablando de proyectos de innovación productiva o de una rueda que gira para no caer de frente?

Tasas “bajas”, pero en un país de tasas imposibles

Los bancos celebran haber ofrecido tasas «competitivas». Pero ¿con respecto a qué? Si se comparan con la inflación proyectada local (que sigue rondando un 4% mensual) o con el sistema financiero internacional, donde las tasas de interés en dólares a largo plazo rondan entre el 3% y el 6%, cualquier línea en pesos a tasas del 60%-80% no es más que una aspirina para una gangrena.

En este contexto, incluso las líneas en dólares —que representaron apenas 144 millones sobre los 640 mil millones solicitados— son un lujo riesgoso. Los bancos saben que las divisas para estas operaciones deben provenir de fuentes externas o reservas acotadas. Y la volatilidad cambiaria argentina hace que ningún productor vea un crédito en dólares como una garantía, sino como una ruleta rusa.

¿De dónde vienen los capitales financieros?

Los capitales financieros internacionales ya no consideran a Argentina como plaza segura. Lo dicen los spreads, los reportes de riesgo país y el descenso brutal de las inversiones extranjeras directas. Es decir, esta batería de créditos depende en gran parte de las finanzas internas y de bancos regionales que hacen malabares para sostener la rueda. No hay ingreso neto de capital fresco. Hay recirculación desesperada.

Y aquí se muestra otra paradoja: el agro argentino —pese a su capacidad productiva, al talento técnico acumulado y al potencial exportador que mantiene latente— no está captando crédito internacional porque no transmite ni confianza ni rentabilidad garantizada.

¿Un síntoma más del estancamiento?

El optimismo oficial sobre el rol “dinamizador” de este financiamiento podría ser, en realidad, la antesala de un sinceramiento: el agro no está repuntando, simplemente sobrevive. Agroactiva no reveló un nuevo boom, sino la dimensión de un pozo.

Los bancos, en vez de proyectar futuro, están organizando respiradores para un paciente en terapia intensiva. Las condiciones financieras han sido, sí, más flexibles, pero porque la situación del agro se volvió más inflexible que nunca. La confianza está quebrada, el dólar no ayuda, la presión fiscal asfixia, y el capital —ese músculo sin el cual no hay producción— apenas aparece con respiración asistida.

Conclusión: la postal de un país que no arranca

Lo que Agroactiva 2025 muestra no es un país que despega. Es una economía que, empujada por la falta de dólares, la fuga de capitales y la presión fiscal, convierte una feria productiva en una ventanilla de auxilio.

Las solicitudes no equivalen a inversión productiva. Ni a recuperación. Ni a un boom de ventas. Equivalen a necesidad. A falta. A enfriamiento.

El gobierno podrá colgarse la medalla del “récord de crédito solicitado”, pero si no hay liquidez, no hay producción. Si no hay competitividad, no hay exportaciones. Y si no hay confianza, lo que viene no es reactivación: es ajuste social.


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