Redacción Perico Noticias // Bolivia enfrenta una de las crisis económicas más graves de su historia reciente. La escasez de dólares, el agotamiento de las reservas internacionales y el surgimiento de un mercado paralelo dispararon los precios y generaron una profunda incertidumbre en la población. La situación ha llevado a algunos analistas a compararla con la crisis financiera que vivió Argentina, sirviendo como ejemplo de lo que no se debe hacer en términos de políticas económicas.
El agotamiento de las reservas internacionales
En 2014, Bolivia contaba con un récord histórico de 15.000 millones de dólares en reservas internacionales, fruto de un auge en los precios del gas que se exportaba a Brasil y Argentina. Sin embargo, según el economista Antonio Saravia, en los últimos años el gobierno gastó descontroladamente. Hoy, las reservas han caído a unos 1.700 millones de dólares, de los cuales solo 138 millones están disponibles en efectivo.
«El gobierno se despilfarró el 90% de las reservas. Llevamos 12 años consecutivos de déficit fiscal a un ritmo del 8% del PIB, una cifra insostenible para cualquier país», explicó Saravia.
El mercado paralelo y la inflación desbordada
La escasez de dólares llevó al surgimiento de un mercado paralelo, conocido como el «dólar blue boliviano». Este tipo de cambio se encuentra un 20-30% por encima del oficial, que prácticamente nadie puede adquirir en los bancos debido a la falta de disponibilidad. Esta situación ha generado un incremento generalizado de precios, afectando gravemente a la población.
La falta de dólares también ha impactado la importación de combustibles, un recurso clave para la producción. «Sin combustibles no hay producción, y sin producción no hay comida», señaló Saravia, quien describió la situación como una «bola de nieve que no para de crecer».
El rol de Luis Arce y la burocracia estatal
El actual presidente de Bolivia, Luis Arce, fue ministro de Economía durante el gobierno de Evo Morales y fue presentado en su momento como un ejemplo de gestión económica. Sin embargo, su administración no aprovechó el auge económico para diversificar las fuentes de ingreso ni explorar nuevos yacimientos de gas. Por el contrario, se incrementó la burocracia estatal a niveles insostenibles, con 600.000 empleados públicos en un país de 11 millones de habitantes.
Además, se crearon más de 72 empresas públicas, muchas de las cuales no son rentables y dependen del continuo flujo de capital estatal. «El gobierno gasta 199 millones de dólares al día solo en sueldos y salarios. Es un grado de desbarajuste total», afirmó Saravia.
Las posibles soluciones: ajustes urgentes y reducción del gasto
La falta de dólares llevó al gobierno a raspar los últimos recursos disponibles, incluyendo los fondos de pensiones de los bolivianos. Según Saravia, la única salida viable es reducir drásticamente el gasto público y acabar con el déficit fiscal. Sin embargo, esto requerirá decisiones políticas difíciles y posiblemente impopulares.
Un problema estructural y un futuro incierto
Bolivia se encuentra atrapada en una crisis estructural donde las reservas están casi agotadas, el sector privado ha sido debilitado y no existen planes alternativos para generar ingresos. Incluso si los precios internacionales del gas volvieran a subir, el país no cuenta con la capacidad de exportar debido a la falta de inversión en exploración.
«Lo que le está pasando a Bolivia lo hemos vivido en Argentina. El resultado siempre es el mismo: inflación desbordada, empobrecimiento de la población y una profunda crisis económica», concluyó Saravia.
Impacto político
Con elecciones presidenciales previstas para octubre de 2025, la crisis económica también ha generado tensiones políticas entre las facciones del Movimiento al Socialismo (MAS), lideradas por Evo Morales y Luis Arce. La viabilidad de una recuperación dependerá no solo de decisiones económicas, sino también de un consenso político que, por ahora, parece lejano.