Daza y el Territorio: La Revolución Silenciosa que el Peronismo, ni el oficialismo ya no Puede Liderar

Daza y el Territorio: La Revolución Silenciosa que el Peronismo, ni el oficialismo ya no Puede Liderar

Mientras el peronismo nacional y jujeño se atomiza en luchas facciosas y debates nostálgicos sobre el poder, en Jujuy comienza a gestarse un movimiento que podría redefinir la política desde sus cimientos. Rubén Daza, un histórico de la primera hora, formado en el peronismo de Carlos Snopek y el primero en recibir a Néstor Kirchner en la provincia, ha lanzado el Movimiento de Desarrollo Territorial (MDT). No es solo un partido; es una declaración de principios: el poder debe residir y construirse en el territorio, con la gente que lo habita y lo trabaja.

Su filosofía es un corte limpio con la política abstracta. Para Daza, el Estado no debe ser un edificio distante, sino una presencia activa y constante en cada barrio, en cada paraje. Propone un modelo radical de proximidad: «una persona cada 200 familias para resolver problemas sociales, de manera permanente». Esto no es asistencialismo; es la construcción de un gobierno con representatividad legítima en cada lugar, basado en vínculos reales y no en operativos electorales.

El discurso de Daza desmonta el relato oficial sobre la economía. Con la autoridad de quien ha dirigido la Secretaría de Economía Popular, sentencia: «No hay informalidad en la economía popular». Define a los feriantes, a quienes hacen empanadas, a los cuidadores de niños, como «trabajadores independientes», actores económicos legítimos que ya pagan impuestos y sostienen comunidades. Su visión es construir desde ahí, fortaleciendo “capacidades locales” para que los territorios no dependan “ni lo mínimo posible” de un Estado lejano, sino que negocien con él de igual a igual.

Los resultados que exhibe son concretos y medibles, alejados de la grandilocuencia: productores que pasaron de criar 3 a 21 terneros al año, una red de 7 instituciones agroecológicas, 40 camas de turismo rural desarrolladas en Cusi Cusi, una asociación civil de microcréditos. Es la materialización de su eslogan: «Construyendo economía de los vínculos en el territorio». Esta es su respuesta al apagón transformador que él percibe en un oficialismo jujeño agotado y un peronismo que, confundió el poder como conducción con el poder como relato o disputa facciosa.

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Daza encarna una búsqueda por rescatar el núcleo doctrinario del peronismo que -el kirchnerismo-cristinismo y camporismo, fueron desplazando: el poder como capacidad de organización concreta de la comunidad. Mientras el kirchnerismo derivó hacia la confrontación discursiva y la nostalgia militante, él vuelve a la praxis: «El poder se legitima cuando organiza, integra y realiza, no cuando solo resiste o administra». Su movimiento es un intento de reencarnar esa doctrina en el siglo XXI, en un contexto de crisis donde la gente ya no cree en las promesas grandilocuentes, pero sí en el vecino que le resuelve un problema.

El MDT representa una amenaza existencial para la política tradicional. No disputa cargos desde la grieta, sino que busca construir una legitimidad paralela, ladrillo a ladrillo, desde la eficacia en el territorio. Si el peronismo oficial no recupera esa capacidad de organización concreta y deja de verse a sí mismo en el espejo de disputas pasadas, podría encontrarse con que la verdadera llama de la transformación ya no arde en sus cenizas, sino en los miles de territorios donde la gente, sencillamente, quiere quedarse a vivir y crecer.

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