Ayer, en la Finca Experimental La Posta, en Perico, el sector tabacalero de Jujuy protagonizó un hecho que vale más que cualquier eslogan: participó, eligió y ratificó institucionalidad. La Cámara del Tabaco renovó un tercio de sus autoridades en un proceso democrático que, por su nivel de debate y movilización, dejó un mensaje contundente: cuando el tabaco decide, la política se ordena detrás del productor.
El resultado fue claro: se impuso la Lista Azul y Blanca sobre la Lista Violeta. Y esa decisión, más allá del resultado final, no habilita triunfalismos; habilita responsabilidades. Porque el verdadero desafío empieza ahora: convertir la unidad en gestión, y la gestión en hechos medibles para cada familia tabacalera.
En ese marco, el presidente de la Cámara, Pedro Pascuttini, realizó un gesto institucional que merece ser subrayado: llamó a la unidad sin doble discurso. No fue un llamado para la foto; fue un mensaje con enfoque pragmático. Pascuttini expresó que siguió con atención las plataformas de ambas listas, y reconoció que el triunfo de Azul y Blanca ratifica el rumbo de la Cámara, al estar alineada con la conducción actual. Pero también dejó un punto central: tomó nota de las propuestas y preocupaciones expuestas, con el objetivo de fortalecer la gestión con una dinámica más amplia, más intensa y con objetivos compartidos.

Esa lectura es clave para quienes ayer quedaron del lado de la derrota electoral. Porque en una institución como la Cámara del Tabaco, no hay derrotados definitivos: hay productores con miradas distintas, urgencias comunes y un enemigo real que no está dentro del sector. El adversario es otro: la incertidumbre de mercado, el contrabando, la presión de costos, la distorsión del Fondo Especial del Tabaco y cualquier engranaje que debilite la sustentabilidad de la actividad.
Por eso, el mensaje de unidad tiene que ser serio y operativo: «sumar capacidades, no silenciar voces. Reordenar no significa borrar al otro; significa organizar fuerzas para lo que viene. Y lo que viene es fuerte», declaró Pascuttini.
Pascuttini fue directo: «hay que abordar de inmediato la discusión del precio del tabaco, dar previsibilidad en un mercado inestable y evitar que el productor quede a la intemperie. Y, como línea estratégica, profundizar la defensa y gestión del FET, bregando por mejorar cada eslabón de la cadena productiva: desde el financiamiento y la transparencia, hasta el impacto real en la unidad productiva».
En términos institucionales mencionó: «esto se traduce en un compromiso que debería ser transversal: que la Cámara sea —en serio— refugio, apoyo y sostén; que sea aliada, escudo y lanza de cada proyecto; que cada familia sienta que no está sola frente a un sistema que muchas veces empuja hacia el borde».
«La elección terminó. La discusión estéril debe terminar también. A partir de ahora, el único “nosotros” que importa es el de la producción: todos hemos ganado si la Cámara logra resultados concretos. Y todos perderíamos si la energía del proceso democrático se diluye en rencores, silencios o fracturas que sólo benefician a quienes nunca pisan una finca» sostuvo Pascuttini.

La invitación de Pascuttini es clara: «a quienes integraron la Lista Violeta, a quienes votaron distinto, a quienes dudaron, a quienes se enojaron y aun así fueron: su participación no fue en vano. Fue un aporte al músculo democrático del sector. Ahora toca transformar esa energía en agenda compartida. Hay que discutir, sí. Con respeto. Con altura. Pero sobre todo con un objetivo: que la Cámara sea más fuerte que ayer y que el productor esté mejor que mañana. Porque en el tabaco, el rumbo se ratifica con votos, pero la historia se escribe con resultados».
