Redacción Perico Noticias // San Salvador de Jujuy se encuentra en el ojo de la tormenta. Mientras los concejales disfrutan de dietas millonarias que posicionan al municipio entre los más caros del país, autorizan un aumento en el transporte público que eleva a cifras imposibles el costo de vida de los ciudadanos. La indignación es palpable: un jujeño deberá destinar más de 78.000 pesos mensuales para trasladarse, mientras los ediles continúan drenando las arcas públicas con sueldos desproporcionados.
El vergonzoso ranking de privilegios
Un informe de la Fundación Libertad reveló cifras escandalosas: San Salvador de Jujuy ocupa el tercer lugar nacional en gasto por concejal, destinando 564 millones de pesos anuales a cada edil, lo que representa el 8,4% del presupuesto municipal. Este nivel de gasto coloca al Concejo Deliberante de la capital jujeña en una posición vergonzosa dentro de un sistema democrático que, en teoría, debería priorizar las necesidades de los ciudadanos, no los bolsillos de sus representantes.
Para ponerlo en perspectiva, mientras los concejales perciben estas cifras desorbitadas, los ciudadanos enfrentan tarifas de transporte que se disparan a niveles inalcanzables. El aumento aprobado, que lleva a más de 78.000 pesos el costo mensual de trasladarse en colectivos, pone en jaque el presupuesto de las familias jujeñas, muchas de las cuales no tienen otra alternativa que depender del transporte público para sus actividades diarias.
El rol del concejal: ¿defensores del pueblo o élite desconectada?
En un sistema democrático, el rol del concejal debería ser el de un defensor de los intereses ciudadanos, alguien que legisle y supervise el uso adecuado de los recursos públicos. Sin embargo, en San Salvador de Jujuy, este principio parece haberse olvidado. Los concejales no solo disfrutan de privilegios económicos injustificables, sino que además toman decisiones que agravan la situación de los más vulnerables.
El aumento en el transporte público, aprobado bajo su mirada complaciente, es solo la punta del iceberg. Mientras los ciudadanos ajustan sus presupuestos para sobrevivir, los ediles permanecen blindados por un sistema que los protege de las consecuencias de sus actos. En palabras de un vecino: “Deberían renunciar, es una vergüenza que nos sigan castigando mientras ellos viven como reyes”.
La democracia bajo la lupa
Esta situación ha llevado a muchos jujeños a cuestionar la funcionalidad de la democracia como sistema de organización. ¿De qué sirve elegir representantes si estos terminan beneficiándose a sí mismos a costa de quienes los votaron? Las redes sociales reflejan el termómetro de una ciudadanía harta, que anticipa una paliza electoral inminente para quienes sigan perpetuando estos abusos.
Pero no todo es pesimismo. Este despertar ciudadano también marca el inicio de un cambio. Las futuras autoridades deberán actuar con un nuevo comportamiento, centrado en la transparencia, la austeridad y la defensa de los intereses del pueblo. La tolerancia hacia los privilegios inmorales parece estar llegando a su fin.
¿Es hora de un cambio radical?
El malestar social en San Salvador de Jujuy es una señal clara de que el modelo actual no puede sostenerse. Las exigencias de renuncia y de una profunda revisión del sistema de dietas y privilegios resuenan con fuerza. No se trata solo de un ajuste económico, sino de un ajuste moral.
La ciudadanía merece representantes que vivan la misma realidad que ellos, que legislen pensando en el bienestar colectivo y no en el propio. La aprobación de aumentos desproporcionados en el transporte público, mientras se embolsan millones, es una traición a la confianza pública que no debería quedar impune.
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