«Economía en llamas: sistema financiero jaqueado exige plan nuevo, no parches»

«Economía en llamas: sistema financiero jaqueado exige plan nuevo, no parches»

El presente es un esqueleto financiero sin carne: el sistema económico argentino está en terapia intensiva, y la «liberación» proclamada no ha sido más que un espejismo.

Los efectos son catastróficos. Las acciones argentinas sufren desplomes brutales: el S&P Merval cayó más de 4%, mientras que los ADRs en Wall Street se hundieron entre 7% y 10%, con los papeles bancarios entre los más castigados. El pánico penetró en los organismos del sistema financiero: los depósitos en dólares se evaporan, los créditos en la misma moneda se disparan… y la imagen de un nuevo “corralito” bancario flota con un olor nauseabundo de 2001.

En ese terreno quemado, el gobierno persiste con parches dignos del Titanic: impone límites draconianos como u$100 de retiro mensual para dólares, justo cuando los ahorristas deberían poder movilizar libremente su dinero propio. Al mismo tiempo, Javier Milei apunta públicamente a los bancos como culpables de la corrida financiera, justo cuando necesita de ellos para renovar deuda por hasta 14 billones de pesos. Es como quitar un fusible hablando de libertad. ¿Resultado? Colapso.

La bolsa revela la crisis financiera sin redención posible: tras semanas de sangría, el derrumbe se intensifica y el riesgo país supera los 700 puntos. Y en medio de este fracaso disfrazado de shock «liberal», no hay mayor ni mejor plan que aplicar más receta vieja.


¿Por qué no basta con estirar la agonía?

  1. Credibilidad en cuarentena. La coherencia de un modelo liberal se deshizo en mil fragmentos. Intervención cambiaria tras intervención, el discurso de «libre flotación» es ahora una carcasa vacía.
  2. Mercados exiliados y desconfiados. La volatilidad global hace caer más al país, con bolsas internacionales devastadas y sin refugio.
  3. Plazos fatales. Antes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires y las nacionales de octubre, el gobierno necesita resetear expectativas. Pero no con maquillaje: con un plan sostenible.
  4. Colapso del sistema financiero y social. Si no aparece una salida real, la gente pagará como siempre: deuda, restricciones, pobreza.
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La hora del nuevo plan: ¿qué tiene que contener?

  • Reestructuración de deuda y reperfilamiento estratégico, ahora, antes de volver a engañar al mercado y a los electores.
  • Restauración de mecanismos de liquidez y crédito que permita a las pymes respirar y al sistema bancario actuar sin restricciones de cajero.
  • Transparencia y señales claras al mercado: evitar intervención sorpresa y armado de expectativas a través de reglas estables.
  • Defensa del ahorro legítimo: que los ciudadanos recuperen su derecho de acceder a su propio dinero sin límites arbitrarios.

Caputo, en el ojo del huracán, sabe que está al filo del adiós. Milei, desconectado del sentido común, puede estar perdiendo el rumbo de manera acelerada.

Argentina no necesita más parches. Necesita un plan creíble, completo y humano. Algo que restaure confianza, no saque tajada del miedo. Que sane la economía, no que la empuje al abismo. El sistema financiero no aguanta más fueguitos artificiales. El país exige un reinicio, pero de verdad.

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