«Educación en huelga: docentes jujeños alzan la voz contra la pobreza estructural»

«Educación en huelga: docentes jujeños alzan la voz contra la pobreza estructural»

Mañana, 5 de marzo de 2025, debería ser el inicio del ciclo lectivo en Jujuy. Sin embargo, en lugar de aulas llenas de estudiantes, muchas escuelas estarán vacías debido al paro docente convocado en rechazo a los salarios de miseria que impone el gobierno. La medida, que la administración provincial intenta declarar ilegal, no es solo una lucha sectorial, sino el reflejo de una crisis económica y social que golpea a todas las familias jujeñas.

Un salario docente que no cubre ni lo básico

El dato es brutal: en diciembre de 2024, una familia tipo en Jujuy necesitó $1.024.435 para no ser pobre. Mientras tanto, el salario docente promedio apenas cubre la mitad de esa cifra. El gobierno dice que la inflación se desacelera, pero lo cierto es que la canasta básica sigue subiendo mes a mes, dejando a la mayoría de los trabajadores en una situación desesperante.

Los docentes jujeños no solo reclaman un salario justo, sino que también exponen una verdad incómoda para la sociedad: Jujuy es una provincia empobrecida, donde la mayoría de las familias no pueden sostener los gastos mínimos para garantizar la educación de sus hijos. No se trata solo de sueldos, sino de una realidad más profunda: ¿cómo puede haber educación de calidad si los hogares no pueden costear útiles, transporte, alimentación y conectividad?

El dinero está, pero no para los trabajadores

Mientras el gobierno repite que no hay plata, la realidad demuestra lo contrario. Datos recientes revelan que la provincia recibió $76.088.880 en ingresos por el cargo FOPEJ de la empresa Ejesa S.A., además de otras recaudaciones millonarias. Sin embargo, esos fondos no fueron destinados a mejorar los salarios docentes ni a fortalecer la educación pública.

En cambio, la administración jujeña prioriza gastos que benefician a sectores privados, como la licitación de un hotel 5 estrellas en pleno centro de San Salvador o la concesión de terrenos a grandes empresas. Además, recientemente se estableció un nuevo impuesto a eventos culturales y espectáculos, lo que evidencia que hay recaudación y recursos suficientes. Entonces, ¿dónde está el dinero que debería garantizar condiciones dignas para la educación?

Más allá del paro: una lucha por la justicia social

El paro docente no es solo un reclamo salarial; es un grito de advertencia para toda la sociedad jujeña. En un contexto donde los salarios no alcanzan y la pobreza avanza sin freno, la protesta se convierte en un acto de resistencia ante un modelo que empobrece a las mayorías mientras privilegia a unos pocos.

La educación es la única herramienta real para revertir la desigualdad y construir un futuro mejor. Sin embargo, cuando el individualismo se impone y la falta de empatía desdibuja el sentido de comunidad, la educación se convierte en un bien de lujo al que solo acceden quienes pueden pagarlo.

Es momento de despertar. No hay desarrollo posible sin educación, y no hay educación de calidad sin docentes bien pagos ni familias con ingresos suficientes para sostener la escolaridad de sus hijos.

El reclamo de los docentes jujeños no es solo una cuestión sectorial; es el espejo de una provincia que se empobrece día a día. Si la sociedad no acompaña esta lucha, estará firmando su propia condena: un futuro sin oportunidades para las próximas generaciones.

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