El derrumbe del macrismo y la implosión radical: ¿hasta dónde llegará la fractura?
Redacción Perico Noticias // La política argentina está viviendo un reordenamiento acelerado que sacude los cimientos de la oposición. La reciente deserción de legisladores porteños del PRO hacia La Libertad Avanza y el pase del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, a las filas de Milei no son casos aislados, sino síntomas de un cambio de época en la derecha argentina.
El PRO se fragmenta, la UCR se balcaniza, y Milei emerge como un polo de atracción que no solo erosiona a sus adversarios, sino que desfigura por completo la política tradicional. El interrogante es inevitable: ¿Hasta dónde llegará este terremoto? ¿Podría sacudir a Jujuy, bastión radical en el norte argentino?
Las hipótesis son diversas, pero el escenario está abierto y en plena mutación.
Jujuy, ¿fortaleza radical o próxima víctima del sismo libertario?
A primera vista, el oficialismo jujeño (UCR y aliados) parecería blindado contra el efecto dominó que hunde al PRO y disgrega a los radicales en el resto del país. El razonamiento es simple: a los libertarios no les interesa sostener un modelo que nadie quiere, y al menos por ahora, la estructura provincial que dejó Morales sigue en pie.
Sin embargo, en la periferia del poder, hay señales de inquietud. Algunos sectores del oficialismo jujeño exploran alternativas para salvar su propio cuero, tanteando acuerdos discretos con el nuevo poder nacional. ¿Un pragmatismo de supervivencia o una aventura demasiado arriesgada?
La fragmentación del radicalismo en Jujuy no es un escenario imposible. Carlos Sadir, actual gobernador, ha sabido pivotear con habilidad entre las presiones de la Casa Rosada y el peso de Gerardo Morales, sin romper puentes con ninguno. Pero si el gobernador busca algún tipo de entendimiento con LLA, eso no garantiza que el electorado jujeño lo siga.
El gran dilema es que, por más que los dirigentes hagan alianzas audaces, el electorado será el que emita sentencia. Y la bronca social acumulada en Jujuy pone un límite claro a la especulación política.
La crisis del poder: no es cuestión de partidos, es cuestión de supervivencia
El problema para la dirigencia jujeña no es solo si mantenerse dentro de la UCR, saltar a LLA o inventar una tercera vía. El problema real es que el margen de maniobra se reduce drásticamente, y no por las movidas partidarias, sino por la crisis económica y social.
💰 El salario sigue en caída libre
📈 La inflación asfixia el consumo
⚖️ El empleo es una moneda de cambio incierta
🌀 La falta de previsibilidad desespera a la sociedad
No es casual que en Jujuy el umbral de tolerancia esté alcanzando su punto límite. La estabilidad política no se sostiene solo con discursos: necesita soluciones concretas.
La incógnita final: ¿se van todos o alguien podrá sostenerse?
Las próximas semanas serán cruciales. Si la UCR sigue balcanizándose, es solo cuestión de tiempo para que Jujuy empiece a sentir el temblor. El interrogante es quién logrará mantenerse en pie y quién será arrastrado por la ola de descontento.
Paren el mundo que me quiero bajar. O se van todos. La sensación en Jujuy no es de militancia política, sino de agotamiento social. La gente ya no cree en los partidos ni en las siglas, solo espera respuestas reales.
Y si la dirigencia no las da, entonces la sentencia será clara: el electorado ya no tiene paciencia, y el margen para jugar a la política se terminó.