«El Carmen le dio sabor a la esperanza: el Festival del Alfajor mostró cómo se combate la crisis con ingenio y orgullo local»

En tiempos donde la palabra “crisis” parece repetirse como un eco implacable en cada rincón del país, hay gestos de liderazgo que rompen la inercia, que se animan a construir alternativas con identidad y entusiasmo. Así lo hizo Víctor Hugo González, intendente de El Carmen, al impulsar una de las apuestas más dulces —y estratégicas— de su gestión: el Festival del Alfajor, una celebración que no sólo endulzó los paladares, sino que activó la economía, visibilizó talentos locales y reposicionó a El Carmen como destino turístico de alto valor cultural y recreativo.

La jornada, celebrada en el corazón de la ciudad de los diques, no fue simplemente un festival gastronómico. Fue un grito creativo frente al ajuste, una demostración clara de que cuando el Estado municipal invierte en su gente, las crisis pueden transformarse en oportunidades. Cientos de familias recorrieron los stands, productores regionales agotaron stock, emprendedores accedieron a nuevos canales de venta y el sector turístico, hotelero y gastronómico celebró una bocanada de aire fresco en un contexto de asfixia económica.

En palabras del propio intendente: «Creemos profundamente que cada alfajor vendido es una victoria frente a la desesperanza. Promover nuestra cultura, dinamizar el comercio y hacer que la gente vuelva a encontrarse es hoy un acto profundamente político». Y no se equivoca. Mientras muchas gestiones optan por la resignación, El Carmen eligió poner primera con un evento que dejó millones en circulación, generó empleo circunstancial y proyecta nuevas ediciones de impacto creciente.

Además, el evento no se limitó a lo económico: hubo música en vivo, talleres, juegos para niños, arte y concursos que convirtieron la jornada en una fiesta de comunidad y pertenencia. En cada detalle se respiró planificación, cariño y una clara intención de romper con el gris dominante de estos tiempos. El turismo, siempre mirado de reojo como posibilidad, pasó a primer plano con miles de visitantes que descubrieron —o redescubrieron— los paisajes y la calidez de la ciudad de los diques.

Así, Víctor Hugo González no sólo apostó a un festival: apostó a la gente, a su tierra, a la posibilidad de que un municipio pueda transformarse en motor de desarrollo, incluso cuando el contexto parece decir lo contrario. Lo hizo con convicción, con sensibilidad y con una estrategia clara: activar las fortalezas locales, sin esperar recetas mágicas de Nación ni de Provincia. En El Carmen se entiende que la reactivación empieza en lo cercano, en lo concreto, en lo nuestro.

La gestión local, que ya venía mostrando señales de innovación con programas de fortalecimiento para emprendedores y políticas de identidad territorial, consolida así una imagen de gobierno que no gestiona desde la queja, sino desde la acción concreta. Y lo hace, además, con un gesto que mezcla lo simbólico y lo productivo: rescatar al alfajor como emblema regional y transformarlo en estrella de un movimiento cultural y económico transformador.

El dato que confirma el acierto no tardó en llegar: el intendente Víctor Hugo González estimó que el evento dejó un ingreso per cápita de entre 70 y 100 millones de pesos durante el fin de semana. “Esta propuesta no solo movió la economía de los carmenses, sino la economía de toda la provincia», declaró con orgullo. La cifra refleja con claridad lo que se vivió: un festival que no fue solo fiesta, sino política activa para enfrentar la crisis con herramientas propias. «Vamos a seguir ofreciendo estos espacios y generando propuestas para que todos los emprendedores tengan la oportunidad de seguir creciendo”, agregó el jefe comunal, marcando el rumbo de una gestión que cree en el trabajo, la cultura y el movimiento local como motor del desarrollo.

Frente a un país que parece en pausa, El Carmen se mueve, crea, late. Y lo hace con el sabor inolvidable de la esperanza.