El Carmen salvó los trapos: la última trinchera del peronismo en Jujuy

El Carmen salvó los trapos: la última trinchera del peronismo en Jujuy

En las elecciones más desoladoras de su historia, el peronismo jujeño estuvo a un suspiro del colapso. Su aparato oxidado, las estructuras comprometidas con años de ambigüedad ideológica, la fragmentación de sus discursos y el descrédito de sus viejos caudillos, lo empujaron a la irrelevancia política en casi toda la provincia. Pero como suele suceder en las gestas agónicas, una resistencia se organizó en el corazón productivo del Valle: el departamento El Carmen.

Fue allí donde el Partido Justicialista evitó el paro cardíaco institucional, logrando votos suficientes para que el PJ ingrese a la Legislatura provincial con lo justo, hacer pie en Perico, Monterrico y El Carmen con un escaño en cada ciudad, y conservar el oxígeno mínimo para no ser absorbido por el silencio.

El triángulo de hierro: Mendieta, Ortega y Cardozo

En El Carmen, Adrián Mendieta resistió como figura territorial, Nilson Ortega tejió una estrategia silenciosa pero eficaz que terminó colocando a Juan Carabajal como segundo en la contienda legislativa y Walter Cardozo logró sostener la presencia en Perico, bastión históricamente disputado.

Tres nombres. Tres mandatos. Tres sobrevivientes.

Ellos no evitaron la derrota, pero sí impidieron la extinción total del peronismo. En una provincia teñida de violeta libertario, con un bipartidismo dinamitado y un radicalismo en retirada, los peronistas de El Carmen alzaron las manos ensangrentadas por la batalla, pero de pie.

Adrian Mendieta – El Carmen

El peronismo perdió el alma, pero no su sombra

El diagnóstico es inapelable: el PJ jujeño fue barrido del centro del escenario político. No solo por su débil performance en los comicios, sino por la desconexión total con las nuevas generaciones, las demandas del siglo XXI, y los territorios que ya no lo reconocen como opción.

La alianza errática con Gerardo Morales, las aventuras institucionales y empresariales de algunos referentes, y la ausencia de conducción ideológica y emocional convirtieron al peronismo local en una figura fósil que mira de reojo la historia, mientras la historia ya no lo mira.

¿Fin de ciclo o principio de refundación?

El departamento El Carmen aparece ahora como la última base operativa con cierta legitimidad para repensar el movimiento. Pero sus tres pilares —Mendieta, Ortega, Cardozo— no escapan a su propia contradicción: son los únicos con autoridad para conducir una reorganización, pero también los últimos exponentes de una lógica política que ya mostró su límite.

¿Podrán desatar el nudo gordiano? ¿Tendrán el coraje de abrir el paso a nuevos liderazgos? ¿Entenderán que el peronismo que se viene no se construye en despachos sino en redes, comunidades y causas auténticas?

walter cardozo
Walter Cardozo – Ciudad de Perico

La hora del paso al costado (y adelante)

Si algo quedó claro tras estas elecciones, es que el peronismo no puede ser más administrado por interventores nacionales que no pisan el territorio, ni por dirigentes que llevan décadas ignorando la mutación social y cultural de sus votantes.

La derrota exige un paso al costado de muchos. Pero también un paso adelante de otros. El Carmen podría transformarse en la usina de una nueva identidad peronista para Jujuy. Una que abrace causas populares sin perder decencia, que recupere su fibra rebelde sin caer en el panfleto nostálgico.

Si logran comprender el momento histórico, tal vez este núcleo resistente —el llamado “triángulo de hierro”— pueda ser la semilla de una nueva primavera peronista. Si no, será apenas la última mueca de un partido condenado al ostracismo.

Porque el PJ no fue derrotado en las urnas: fue dinamitado por su propia ceguera.

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