El reciente anuncio del cierre del ENOHSA (Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento) mediante el Decreto Delegado 1020/24, firmado por el presidente Javier Milei y sus ministros, pone fin a un organismo que, durante años, fue emblema de la inoperancia estatal. Para la ciudad de Perico, sin embargo, este cierre trae consigo un recordatorio doloroso: la histórica incapacidad de la clase política local para gestionar y concretar proyectos clave, como el desagüe medular, una obra anunciada una y otra vez, pero jamás ejecutada.
Una ciudad condenada por la ineptitud política
Perico lleva más de 20 años esperando por un sistema de desagüe medular que permita gestionar eficientemente las aguas pluviales. Este proyecto, esencial para evitar inundaciones que afectan a miles de hogares y a sectores estratégicos como la avenida Canada y el aeropuerto, ha quedado atrapado en una maraña de promesas incumplidas, gestiones inútiles y viajes infructuosos de funcionarios locales a Buenos Aires.
El cierre del ENOHSA confirma lo que los vecinos de Perico han sabido durante décadas: las gestiones políticas de las últimas tres décadas no solo fueron ineficaces, sino que terminaron condenando a la ciudad a una baja calidad urbana y a la falta de infraestructura básica. Mientras los políticos acumulaban viáticos, viajes y reuniones sin resultados concretos, los contribuyentes seguían pagando el precio, tanto literal como figurativamente.
Sturzenegger y el adiós al ENOHSA: ¿descentralización o abandono?
En su comunicado oficial, Federico Sturzenegger justificó el cierre del ENOHSA como un paso hacia la eliminación de organismos duplicados y la reducción del gasto público. Según el ministro, el ENOHSA se había convertido en un «paraguas institucional para sostener un ejército de militantes rentados», alejándose de sus objetivos originales. Las obras pendientes se trasladarán ahora a las jurisdicciones provinciales y municipales, dejando a Perico frente al desafío de abordar el desagüe medular con recursos propios.
Sin embargo, esta medida también pone en evidencia un problema estructural: los municipios como Perico no están preparados para asumir obras de esta magnitud. La ausencia de planificación, la falta de recursos y, sobre todo, la mediocridad de una dirigencia política local que ha demostrado ser incapaz de gestionar soluciones reales, condenan a los vecinos a seguir lidiando con inundaciones y precariedad urbana.
¿Cuánto nos costó la inacción?
Más allá del cierre del ENOHSA, cabe preguntarse cuánto dinero se ha desperdiciado en estas dos décadas de gestiones fallidas. ¿Cuántos millones de pesos se gastaron en viajes, viáticos y reuniones que jamás lograron avances concretos? ¿Cuántas oportunidades se perdieron mientras los funcionarios locales buscaban «apoyo» en organismos nacionales que, ahora sabemos, estaban plagados de ineficiencia y corrupción?
Los contribuyentes de Perico no solo han pagado por estas gestiones inútiles, sino que también han sufrido las consecuencias directas de la falta de infraestructura: calles inundadas, hogares dañados, y un desarrollo urbano estancado que aleja inversiones y limita el crecimiento económico de la ciudad.
Una obra clave, ahora más lejos que nunca
El desagüe medular no es un capricho ni un lujo; es una necesidad estratégica para una ciudad que busca crecer y desarrollarse. La incapacidad de concretar este proyecto no solo afecta a miles de familias, sino que también limita el potencial económico de Perico, un municipio que debería estar aprovechando su posición estratégica en el NOA.
Con el cierre del ENOHSA, el peso de esta obra recaerá nuevamente sobre el municipio, que deberá encontrar la manera de financiar y ejecutar un proyecto que parece cada vez más lejano. Sin el respaldo nacional, y con un historial de ineficacia y corrupción, la pregunta es: ¿podrá Perico alguna vez superar esta deuda histórica con sus vecinos?
Conclusión: la factura siempre llega para los contribuyentes
El cierre del ENOHSA no debería ser visto como el fin de un problema, sino como el inicio de una nueva etapa que exige respuestas claras y concretas de la clase política local. Perico necesita liderazgos que dejen atrás la mediocridad y las excusas, y que trabajen con transparencia y eficiencia para resolver problemas que llevan décadas sin solución.
Los vecinos de Perico han pagado demasiado, no solo con sus impuestos, sino con su calidad de vida. Es hora de que la casta política local asuma su responsabilidad histórica y transforme la indignación de los contribuyentes en acciones reales. De lo contrario, seguirán siendo ellos, los vecinos, quienes carguen con el peso de las promesas incumplidas y los sueños postergados.
La gran pregunta
¿Cuánto más están dispuestos a soportar los periqueños antes de exigir un cambio real? Los tiempos de la inacción y los discursos vacíos deben terminar. Ahora más que nunca, Perico necesita soluciones concretas y responsables para evitar que el futuro sea una repetición de su pasado.