Redacción Perico Noticias // En un escenario político donde los gobernadores pesan más que los partidos, Jujuy se presenta como un caso paradigmático. Gerardo Morales, líder de la UCR a nivel nacional y férreo opositor encubierto del gobierno nacional, deja un legado bicéfalo en su provincia: por un lado, un Carlos Sadir al frente del ejecutivo con la misión de mantener estabilidad, y por el otro, un escenario político turbulento con apenas dos diputados nacionales y una ola de descontento popular que amenaza con desbordar.
El Desafío de Sadir: Gobernar sin Territorio
Carlos Sadir asume en un contexto adverso. Aunque Morales sigue siendo el actor político dominante en Jujuy, la gobernabilidad diaria recae sobre Sadir, quien carece de un territorio propio. La mayor parte de los resortes del poder responden al liderazgo nacional de Morales, dejando al actual gobernador en una posición incómoda: debe navegar sin confrontar abiertamente, pero construir una narrativa propia que lo diferencie.
En términos electorales, Sadir se enfrenta a una paradoja. La LLA (La Libertad Avanza), con su avance sostenido en la provincia, se perfila como un actor decisivo para las elecciones de 2025. A pesar de ello, cualquier alianza entre Sadir y los libertarios parece absurda desde la perspectiva de la LLA, que tiene todas las de ganar incluso si el gobierno adelanta los comicios. En cambio, Sadir, consciente de que una victoria libertaria lo desplazaría, debe plantear una estrategia que minimice los riesgos de una hegemonía opositora total.
La Encrucijada de la UCR en Jujuy
La UCR, liderada por Morales, enfrenta su propio dilema. Mientras en otras provincias el PRO podría coquetear con alianzas con la LLA, en Jujuy la situación es más compleja. El bipartidismo entre la UCR y la LLA podría derivar en un enfrentamiento polarizado donde la UCR solo conservaría su peso gracias al liderazgo personalista de Morales. La LLA, por su parte, avanza con fuerza, canalizando el descontento popular y capitalizando el “mal humor” social que predomina en la provincia.
Sin embargo, en política todo es posible. Un cisne negro —un evento imprevisto que altere el panorama político— podría redefinir las reglas del juego. Este cisne negro no vendría de la UCR, cuyo desgaste es evidente, sino de un actor emergente que logre desafiar la narrativa libertaria y el liderazgo de Morales.
Intrigas para el Futuro
- ¿Podrá Sadir construir una narrativa propia y consolidar un liderazgo territorial sin confrontar directamente a Morales?
- ¿Qué tan sólido es el avance de la LLA en Jujuy y cuánto depende de su capacidad para capitalizar el descontento popular?
- ¿Existe espacio para la aparición de un tercer actor político que rompa el esquema bipolar?
- ¿Qué impacto podría tener un adelanto electoral en el tablero político provincial?
Navegando en Aguas Inciertas
Jujuy vive un momento político único, marcado por un liderazgo bicéfalo, un descontento social creciente y la sombra de un futuro electoral incierto. Sadir enfrenta un desafío titánico: construir gobernabilidad en un contexto donde las alianzas tradicionales parecen insuficientes y el poder territorial no le pertenece del todo.
La incógnita no es si la LLA ganará terreno, sino si Sadir logrará evitar que este avance sea total. Mientras tanto, la UCR y la LLA se observan mutuamente, sabiendo que, en política, incluso los escenarios más predecibles pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.