El déficit fiscal del modelo actual se acerca al de la convertibilidad

 El déficit fiscal del modelo actual se acerca al de la convertibilidad

Si se descuentan los aportes de la Anses y del Banco Central, el resultado de este año alcanza un rojo del 4% del producto bruto.

Por ANNABELLA QUIROGA

El déficit fiscal parece ser el lugar común de los distintos modelos económicos que se implementaron en los últimos 25 años. Mientras otras variables difieren, el rojo de las cuentas públicas prevalece. Así, la convertibilidad, que hizo un culto del endeudamiento externo y de las privatizaciones, y el modelo kirchnerista, impulsor de las banderas del desendeudamiento y de la fuerte intervención del estado en la economía, llegan a un mismo destino: un déficit fiscal anual superior al 4% del producto bruto, según los cálculos de economistas privados.

“Hay un deterioro fiscal, que es donde siempre termina cayendo la Argentina. La política de gastos se desborda y esto tiene consecuencias cualquiera sea el régimen monetario o cambiario”, dice la economista Milagros Gismondi de la consultora Empiria. El discurso oficial presenta números más venturosos. Contabilizando los aportes de la Anses y las transferencias del Banco Central, en los primeros ocho meses del año las cuentas públicas arrojan un superávit primario de $6.443 millones, y un déficit financiero –el resultado que se exhibe tras el pago de los intereses de la deuda– de $17.265 millones. La asistencia conjunta de estos dos organismos acumula cerca de $24.000 millones en lo que va de 2013, 90,5% por encima del mismo período del año pasado, según la consultora ACM. Para el Banco Ciudad, si se excluyeran los anabólicos de la Anses y el Central, el resultado primario sería de $-18.864 millones y el financiero alcanzaría los $-42.572 millones. Esto implica que en los últimos 12 meses, el resultado primario –neto de recursos extraordinarios– arroja un déficit equivalente a 1,9% del PBI, y el resultado financiero alcanza un rojo del 4,3%.

El Ciudad resalta que 2013 sería “el quinto año consecutivo con resultados fiscales negativos”. Esto provoca que “se retomen los niveles del tramo final de la década del 90, aunque con la diferencia de que, en lugar de recurrir a los mercados internacionales o los organismos multilaterales de crédito como en aquella época, el rojo es financiado con emisión y asistencia financiera intra sector público”.

El economista José Luis Espert puntualiza que “en los dos modelos, la dinámica de la situación fiscal es muy parecida. Luego de las crisis, la clase política tiene miedo. En un caso, por el recuerdo reciente de la hiperinflación y, en el otro, por la cercanía del ‘que se vayan todos”. Desde su óptica, cuando la clase política pierde el miedo, “comienza el deterioro fiscal”.

Otro elemento en común fue la contabilidad creativa. Espert recuerda que, en la convertibilidad, Cavallo computaba como ingresos la venta de las empresas privatizadas y así reducía nominalmente el déficit. Por eso, limpiando los dos modelos de este tipo de creatividades, detalla que la convertibilidad cerró con un rojo de 5,4% a nivel fiscal y el kirchnerismo generó un déficit de 4,1% este año.

“Tras la adopción de la convertibilidad, hubo una mejora de las cuentas fiscales que se mantuvo hasta que la primera elección legislativa. Ahí arrancó el deterioro y no paró hasta el default. El mejor resultado financiero había sido de 0,4% del PBI en 1993 y en 2001 fue -5,4%”, cuenta Espert. En la última década, el mayor saldo favorable se dio en 2004, cuando el superávit había sido de 3,5% del PBI. “Ahí hay que tener en cuenta que el impuesto al cheque aportaba 2 puntos del producto, y las retenciones, 2,5 puntos. Eso explica que la mejora haya sido de 8,9 puntos porcentuales en sólo tres años”. A partir de 2005, comienza el deterioro. “Cuando Cristina Kirchner fue elegida en 2007, el déficit fiscal era del 0,5% del producto. Toda la gestión de Cristina fue en déficit. Hoy estamos con un rojo del 4,1%”.

A la hora de explicar el resultado fiscal, los analistas coinciden en que obedece más al crecimiento del gasto que a una pérdida de ingresos. Según Espert, la recaudación fiscal durante la convertibilidad creció 7 puntos del producto, mientras que en la última década el aumento registrado fue de 11 puntos. En ese período, el gasto público creció 12 puntos. Aquí también aparecen diferencias, ya que en los 90 tenía mucho peso el pago de la deuda: la carga de los intereses subió 2 puntos del PBI en ese período, mientras que desde 2003 cayó 3 puntos. Para Espert, la gran diferencia entre los dos modelos “no está en el déficit, sino en el financiamiento: deuda y privatizaciones en un caso y emisión monetaria e inflación por otro”. Para Gismondi, “ahora se cubre el deterioro con política monetaria, pero eso tiene costos que se ven en términos de inflación y de crecimiento”.

En 2013, las partidas que exhiben mayor crecimiento en el gasto son los subsidios al sector privado. En julio y agosto, estas transferencias subieron 38% y 30%, respectivamente. El impulso más pronunciado proviene de los subsidios al sector energético, que de acuerdo a información de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), aumentaron 69,5% interanual en los primeros 8 meses de 2013, mientras que en el primer semestre el alza se ubicaba en un 62,5% anual.

También las transferencias al sector privado en cabeza de la Anses (con la asignación universal como el rubro más representativo) vienen mostrando un incremento importante: 77% en julio y 66% en agosto.

Pero aunque aumentaron nominalmente menos que otros rubros, el grueso del gasto público pertenece a las remuneraciones, que subieron 32% en julio y 36% en agosto, y a las prestaciones de la seguridad social, que en julio subieron 35% y en agosto 29%.

Del lado de los ingresos, la recaudación impositiva se viene desacelerando. En septiembre creció 25,2% a nivel interanual y acumula 28,1% en los primeros ocho meses de 2013. Según ACM, el desempeño de la mayoría de los impuestos viene cumpliendo con las proyecciones que estaban previstas, aunque llama la atención “la pobre performance que aún muestran los derechos de exportación que en lo que va del año cayeron 7%”, indica la consultora.

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