Jujuy ya no espera. La provincia, acostumbrada a ser botín de guerra entre el peronismo burocrático, el radicalismo conservador y los oportunistas de siempre, encuentra en el Frente Amplio una trinchera de lucha y un punto de partida para una transformación real. La política jujeña, atrapada entre la casta enquistada de Gerardo Morales y la traición del peronismo funcional al poder, enfrenta un desafío inesperado: una nueva fuerza sin jefes, sin patrones, sin cúpulas cerradas, con banderas claras y la voluntad inquebrantable de los que no se rinden.
Con Diego «Dingui» Palmieri a la cabeza, el Frente Amplio no se anda con rodeos. Condena sin eufemismos la gestión de Morales, el festival de corrupción disfrazado de gestión ordenada, la sumisión del PJ jujeño a los socios del radicalismo y el fraude del kirchnerismo camporista, que murió abrazado a sus privilegios. Pero también enfrenta la impostura de Milei, que con su discurso de libertad solo ha logrado empobrecer más a los argentinos y olvidarse del interior profundo, donde el abandono del Estado no se soluciona con memes ni con insultos por redes sociales.
Mientras La Libertad Avanza sigue sin presentar una sola propuesta concreta para Jujuy, el Frente Amplio ya está en la calle, en las plazas, en los gremios, en las fábricas, en las reuniones vecinales. Antes de que los partidos se sienten a negociar los frentes electorales, Jujuy ya decidió: el adversario del modelo libertario está en esta provincia y se llama Frente Amplio.
Un peronismo decente, sin traidores, sin intermediarios para hacer grande a Jujuy
El Frente Amplio no reniega del peronismo, reniega de los traidores que lo vaciaron de sentido. Recupera las banderas de un Estado eficiente, promotor de la actividad privada, generador de trabajo y valor agregado industrial, porque entiende que el mercado sin reglas es solo la ley de la selva. Pero también sabe que la burocracia es el enemigo del crecimiento, por eso plantea un Estado austero, sin ñoquis ni cúpulas parasitarias, pero con empleados públicos bien pagos y al servicio de la comunidad.
Palmieri lo deja en claro: «La política no es para los que quieren hacer negocios, es para los que quieren cambiarle la vida a la gente. Jujuy tiene que ser de todos, no de los mismos de siempre. No venimos a prometer, venimos a hacer.»
El modelo extractivista y prebendario de Morales y la economía caótica e improvisada de Milei no son la única opción. Entre la corrupción radical y el ajuste sin sentido, hay otro camino: una provincia productiva, conectada al mundo, con tecnología y valor agregado, donde los empresarios sean verdaderos generadores de riqueza y no socios del poder de turno.
Tecnología, producción y transparencia: el Jujuy que viene
Palmieri reclama un Jujuy del siglo XXI, donde la política no sea una trampa de mediocres, sino una herramienta para el desarrollo. Propone la creación de un hub tecnológico, porque entiende que la riqueza en el mundo moderno no se genera con subsidios ni con timba financiera, sino con innovación, conocimiento y oportunidades para los jóvenes.
«Los jujeños sabemos trabajar, sabemos producir, sabemos pelearla. Lo que nos falta es un gobierno que apueste por la gente y no por sus propios negocios. Por eso proponemos un Jujuy de debates constantes, de transparencia absoluta, donde nadie pueda esconder su corrupción detrás de slogans vacíos», sostiene Palmieri.
El Frente Amplio es más que un proyecto electoral, es una construcción colectiva donde convergen productores, trabajadores, radicales desencantados, peronistas decepcionados y jóvenes que han sido enviados a militar durante años sin recibir jamás la oportunidad de expresar su capacidad transformadora.
La batalla es de igual a igual
La polarización nacional se consolida. Milei, desgastado por sus propios errores y su incapacidad para gobernar, ve cómo su único activo, el discurso, se derrumba día a día. Axel Kicillof ya le pisa los talones en los números nacionales, y en Jujuy el espacio que desafía a la Libertad Avanza no es el PJ rendido ni la UCR cómplice, es el Frente Amplio.
Mientras los libertarios se ahogan en sus propias contradicciones, negando la inflación que los vecinos sufren todos los días en el supermercado y repitiendo consignas sin sentido, el Frente Amplio pisa fuerte, con propuestas, con equipo, con la convicción de que Jujuy no puede seguir atado a experimentos fallidos.
La puja por los nuevos espacios ya comenzó. El Frente Amplio no espera avales de Buenos Aires ni salvoconductos de la casta. Está en la calle, en los barrios, en el campo, en las fábricas. No negocia su identidad, no se vende, no traiciona.
El 11 de mayo será la fecha de un nuevo punto de partida. Jujuy ya está despertando.