El gran choque oculto: India vs. Pakistán, el punto ciego de la geopolítica global

El gran choque oculto: India vs. Pakistán, el punto ciego de la geopolítica global

Mientras el mundo observa las tensiones entre China y Estados Unidos con la atención reservada para los titanes, una amenaza latente y persistente acecha desde Asia meridional: el histórico conflicto entre India y Pakistán ha vuelto a encender alarmas, y esta vez, lo hace en un contexto global más frágil, menos multilateral y peligrosamente expuesto a los errores de cálculo.

En las últimas horas, India habría lanzado ataques militares en territorio pakistaní, según confirmó el Wall Street Journal, intensificando un conflicto de larga data que se inscribe en un marco nuclear desde que ambos países adquirieron armas atómicas. En respuesta, el ejército pakistaní afirmó haber derribado cinco aviones indios, en una represalia que no tardó en desencadenar la condena y la preocupación internacional. India, por su parte, negó haber alcanzado objetivos civiles, en una narrativa que busca contener la opinión pública interna y externa.

Este cruce militar no es nuevo, pero sí más peligroso que nunca: no por su escala, sino por el contexto internacional. En un mundo que ha perdido el multilateralismo como columna vertebral de su orden, los choques regionales ya no tienen mecanismos de contención. El viejo orden económico y geopolítico ha muerto, como bien lo señaló Financial Times, y con él también han muerto las certezas que estabilizaban el tablero.

Trump, China y el desorden global

El expresidente Donald Trump, de regreso en el centro de escena y vocero de una nueva vieja doctrina, ha declarado que “se esperaba algo así”. Es decir: no sorprende el estallido, pero tampoco hay respuestas claras. Y aquí se abre una pregunta inquietante: ¿qué sucede cuando dos potencias nucleares se enfrentan en un mundo sin árbitro?

China, por su parte, observa con creciente incomodidad el escalamiento en su flanco occidental. Pakistán es su socio estratégico, pero India es un rival demasiado grande para ignorar. En medio de una guerra comercial larvada con Estados Unidos, la tentación de utilizar conflictos regionales como fichas de negociación no puede ser descartada. El ajedrez se vuelve 4D, y cada pieza es una trampa.

Europa sola, Rusia por su cuenta

Mientras tanto, Europa no logra articular una voz común frente al resurgimiento de los bloques. El Día de la Victoria será conmemorado por Estados Unidos el 8 de mayo, y por Rusia el 9, sin reuniones bilaterales entre Trump, Putin ni Xi Jinping. El simbolismo no es menor: las potencias ya no comparten ni el calendario de la historia, mucho menos un horizonte geoestratégico.

El mercado no lo ve (aún)

Curiosamente, los mercados financieros no reflejan la tensión. El petróleo sube, el oro cae, la plata también. El bono americano a 5 años ronda el 5%, pero aún no se dispara. Sin embargo, la bomba está allí. Con 7 trillones de dólares en deuda estadounidense por refinanciar —el famoso “Muro de Maduración”—, una guerra comercial sostenida con China o un retiro masivo de compradores extranjeros de bonos norteamericanos pondría a todo el sistema financiero global al borde del colapso.

Trump lo sabe. Por eso intenta renegociar con 17 o 18 socios comerciales clave, según palabras del propio Secretario del Tesoro. Pero aún no lo hace con China. Sabe que si aprieta demasiado, si Xi Jinping responde, y si Pakistán se convierte en epicentro de una guerra indirecta, el bono puede saltar al 6% y el mundo, literalmente, temblar.

¿Y el Vaticano?

En medio de esta tempestad, el fallecimiento del Papa Francisco y el inicio del cónclave añaden otra capa simbólica: el mundo, además de fragmentado, está huérfano de liderazgos morales universales. Suena el nombre del cardenal Luis Antonio Tagle, de Filipinas, como posible sucesor. Asia vuelve a ocupar el centro, esta vez desde el Vaticano. Otra señal de que la geografía del poder está mutando.

Conclusión: el corazón nuclear del sur global

India y Pakistán no son solo una rivalidad regional. Son el corazón nuclear del sur global. Si estallan, no habrá refugio en Nueva York, ni en Bruselas, ni en Pekín. El viejo orden no volverá. El nuevo aún no nació. Y entre ambos, solo quedan zonas grises, alianzas volátiles y peligros mal calibrados.

El gran conflicto ya no está en los titulares, está en el margen. Y es allí, en los márgenes, donde suele estallar la historia.

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