En una noche cargada de verdades incómodas y apelaciones firmes al sentido común, el Dr. Pedro Pascuttini, presidente de la Cámara del Tabaco de Jujuy, expuso en el programa “Detrás de las Noticias” la crítica situación que atraviesa el sector tabacalero. No se trató solo de una descripción técnica de los problemas, sino de una defensa apasionada de los productores, del trabajo genuino y de un modelo productivo esencial para el equilibrio económico y social del norte argentino. Su exposición, clara, documentada y valiente, resonó como una advertencia y una invitación al diálogo urgente.
Crisis de competitividad: el ahogo del productor
Pascuttini fue categórico al describir el «escenario difícil, complicado y complejo» que enfrenta el tabaco. Entre los múltiples factores que empujan al sector hacia la vulnerabilidad extrema, señaló el aumento descontrolado de los costos productivos, el impacto de una presión impositiva asfixiante —tanto provincial como nacional—, y la caída del Fondo Especial del Tabaco (FET), cuya recaudación se retrajo un 35%. Esta combinación letal dejó a pequeños y medianos productores al borde del colapso.
A esto se suma la alarmante demora en los pagos por parte de los acopiadores, que no sólo les niega liquidez a los productores sino que debilita la cadena en su conjunto. La situación se agrava con la aparición de actores que no tributan lo que corresponde, como la Tabacalera Sarandí, y con el ingreso masivo de productos a bajo precio que desnaturalizan el mercado y perjudican la recaudación fiscal.
El costo de no escuchar
La intervención de Pascuttini también puso el foco en la falta de respuesta y coordinación institucional. Si bien reconoció ciertos gestos del gobierno provincial, fue claro al afirmar que “toda relación debe pasar por el buen entendimiento”. Un entendimiento que, hasta ahora, no se ha alcanzado plenamente. «Para que el productor sobreviva, debe haber equilibrio fiscal, sí. Pero también equilibrio social y productivo», remarcó. Ese equilibrio requiere diálogo genuino, voluntad política y decisiones concretas.
Agua, rutas y planificación: deuda estructural
Uno de los ejes más contundentes de su intervención fue el abordaje del agua como recurso estratégico. A pesar de haber sido declarada como derecho esencial en la Constitución reformada de la provincia, Pascuttini lamentó la ausencia de una legislación específica que regule su uso, conservación y distribución. “No podemos depender del azar climático”, sentenció, e insistió en la necesidad de invertir en embalses, canales, mantenimiento y tecnología de riego eficiente.
El tema de las rutas deterioradas fue otro capítulo crítico. Transportar el tabaco hasta los puertos representa un costo descomunal que reduce la competitividad frente a países como Brasil, Zimbabue o Tanzania. El desinterés estatal por el mantenimiento de los caminos no sólo incrementa el flete sino que deja aislados a productores que, sin acceso vial, quedan fuera del sistema productivo.
La lucha federal: el NOA se planta unido
Con notable convicción, Pascuttini celebró la creación de una mesa de enlace regional que incluye a Jujuy, Salta, Tucumán, Chaco y Misiones. Esta articulación permite, por primera vez en décadas, que el norte argentino tenga una voz clara y firme ante la Nación. “Ya no vamos con sombrero en mano”, dijo. A través de la FEPROJUY y otras instituciones aliadas, han logrado entablar diálogo con la Secretaría de Agricultura y Confederaciones Rurales Argentinas, construyendo una estrategia común para pedir reglas claras, incentivos fiscales y actualización de leyes como la de emergencia agropecuaria, ya obsoleta.
El productor como eje de la estabilidad social
La exposición de Pascuttini no fue meramente gremial. Fue profundamente política, en el mejor sentido del término: entendió que cada productor es un nodo esencial en la red social de nuestras comunidades. La producción tabacalera no es solo cultivo: es empleo, arraigo, circulación de ingresos, contención social. Es lo contrario al éxodo rural.
Pidió a los productores que no aflojen. Que sigan adelante con unidad, porque “la situación es difícil, pero se sale con esfuerzo y con herramientas económicas que nos ayuden a seguir produciendo”.
Conclusión: la hora de la responsabilidad
Pascuttini no pidió milagros ni subsidios eternos. Pidió diálogo, coherencia y equidad. Denunció que mientras el ajuste recae brutalmente sobre los hombros del interior productivo, quienes más recaudan no controlan ni cumplen. Advirtió sobre las falsas promesas, sobre los discursos que desprecian a las economías regionales, y sobre el riesgo de que Jujuy se transforme en tierra marginal frente a otras provincias más favorecidas.
Su voz representa no solo a un sector, sino a una visión de país: la que cree que producir, distribuir y generar arraigo es mejor que especular, importar o ajustar a ciegas.
Porque defender al productor jujeño no es defender un gremio. Es defender el trabajo, la justicia y el futuro.