El litio jujeño como negocio de Wall Street, no del pueblo

El litio jujeño como negocio de Wall Street, no del pueblo

La paradoja es brutal: Jujuy está sentada sobre una de las reservas de litio más codiciadas del planeta, pero el gran negocio se decidió a miles de kilómetros, en los escritorios de fondos de inversión como BlackRock, Vanguard o JP Morgan. Mientras tanto, el pueblo jujeño recibe migajas y ni siquiera sabe cuánto se llevan realmente de su propio subsuelo.

Y esto no es un slogan: es el resultado de decisiones políticas concretas, de una arquitectura legal hecha a medida de las corporaciones y de un sistema institucional que, simplemente, no defendió el interés provincial.

Las grandes mineras que operan sobre el litio argentino —como Arcadium Lithium (fusión de Allkem y Livent), Rio Tinto, Ganfeng, Posco, entre otras— tienen detrás la misma matriz de poder: fondos globales que controlan participaciones, financiamiento y, sobre todo, el diseño del negocio.

Esos fondos no vienen a hacer beneficencia: vienen a maximizar retorno. Y lo logran. El litio, incluso con la caída de precios respecto del pico de 2022, sigue dejando rentas extraordinarias. En 2022 el carbonato de litio llegó a cotizar por encima de 60.000 dólares la tonelada; hoy los precios spot bajaron, pero el negocio sigue siendo más que rentable, sobre todo cuando los costos operativos en salares, con evaporación solar, son relativamente bajos.

El problema no es que ganen: el problema es cuánto gana Jujuy y bajo qué reglas.

Regalías de centavos para riquezas de miles de millones

El esquema argentino de minería —sellado en los ’90 con la Ley de Inversiones Mineras— fijó un techo nominal del 3% de regalías provinciales sobre el “valor boca mina”. Un techo ya bajo, que además se licúa por subdeclaración de costos, descuentos, fletes, seguros, etc.

Pero el caso del litio es todavía peor: múltiples estudios de Cepal y Naciones Unidas vienen señalando que, entre exenciones fiscales, reintegros y la forma en que se calcula la base imponible, la carga real efectiva que queda en las provincias productoras es muy inferior a ese 3% teórico.

En términos simples:

  • Se llevan el recurso estratégico.
  • Declaran una parte del valor real.
  • Pagan regalías y tributos a tasa de país pobre desesperado por inversiones.
  • Y encima gozan de estabilidad fiscal por 30 años.

Mientras tanto, las comunidades originarias denuncian pérdida de agua, impacto sobre humedales altoandinos y afectación de sus economías tradicionales.

En Jujuy, el cuadro es aún más irritante: el relato oficial habla de “progreso”, “empleo” y “Jujuy verde”, pero no se muestran con claridad, año por año, cuántos dólares entran por litio y cuánto de eso se convierte en escuelas, hospitales, caminos, agua y desarrollo local.

¿Dónde estuvieron los controles?

Para que este modelo prospere así, en piloto automático, hay responsables políticos muy concretos.
Si hoy el litio es un gran negocio para Wall Street y un negociado menor para Jujuy, es porque el Estado provincial resignó poder de negociación, control y captura de renta.

Preguntas que nadie responde seriamente:

  • ¿Dónde estuvo —y dónde está— la Legislatura de Jujuy cuando se aprobaron marcos permisivos, concesiones y acuerdos que licuaron la renta provincial?
  • ¿Qué hizo la Auditoría General de la Provincia para verificar si lo que se declara como producción, precio y costos se corresponde con la realidad de mercado?
  • ¿El Fiscal de Estado revisó los contratos, los niveles efectivos de regalías y los beneficios fiscales concedidos?
  • ¿La Defensoría del Pueblo alguna vez litigó en serio por el interés de los jujeños frente a este esquema de saqueo sofisticado?
  • ¿Dónde está la Oficina Anticorrupción frente a la opacidad de contratos, exenciones y decisiones administrativas que favorecen sistemáticamente a las operadoras?
  Perico sin brújula: un intendente agotado, un Concejo sin autoridad y una ciudad que ya no cree en nadie

Respuesta incómoda: en Jujuy no hay resortes de control a la altura del litio.
Hay sellos, cargos, presupuestos… pero no hay poder real de regulación, ni voluntad política para plantarse frente a los gigantes financieros.

Y acá aparece el dato político central:

En Jujuy no hace falta el RIGI: el espíritu del RIGI ya se aplica de hecho. Todo se entrega, todo se facilita, casi nada se discute.

Un modelo neocolonial de libro

Lo que describe Benito Aramayo con su análisis de balances y flujos económicos encaja perfecto en lo que Cepal llama “neoextractivismo dependiente”: países que exportan recursos sin industrialización propia, con poca participación estatal en la renta y con altísima presencia de capital transnacional.

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Benito Carlos Aramayo es un reconocido economista político, docente declarado profesor emérito de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

En el caso del litio:

  • Se exporta mayormente como carbonato de litio e hidróxido de litio, con algo de especialidades, pero sin cadena tecnológica propia de baterías en Jujuy.
  • La mayor parte del valor agregado se captura afuera: en plantas de cátodos, ensamblaje de baterías, autos eléctricos, electrónica.
  • Las provincias quedan atrapadas en el rol de proveedoras baratas de un insumo crítico para la transición energética de otros.

Eso es neocolonialismo versión siglo XXI:
Antes eran el azúcar, la lana o los cueros; hoy es el litio que alimenta el auto eléctrico de clase media en Europa, Estados Unidos o China.

La política tradicional: ausente o cómplice

La dirigencia que gobernó Jujuy en las últimas décadas —oficialismo radical y peronismo de turno— no quiso o no supo dar el debate estratégico. No hubo:

  • Política de Estado para capturar una mayor porción de la renta.
  • Empresas provinciales fuertes con capacidad real de negociación.
  • Transparencia absoluta de contratos, volúmenes, precios y destinos.
  • Mecanismos claros para que la renta del litio financie desarrollo humano y no solo cajas políticas.

Hoy Jujuy sigue con:

  • Pobreza estructural alta.
  • Jóvenes que se van porque no ven futuro.
  • Comunidades originarias que sienten que les cambian agua por promesas.
  • Municipios que viven del goteo discrecional, no de un sistema transparente de coparticipación de la renta minera.

¿Y los libertarios? Oportunidad o estafa ampliada

La irrupción libertaria en Jujuy hacia 2027 se vende como “el nuevo ciclo”, la ruptura con la vieja política. La pregunta es simple y brutal:

¿Van a seguir garantizando el negocio de Wall Street con el litio jujeño, o se van a plantar para que la renta sea para Jujuy?

Si la “libertad” se reduce a:

  • Menos Estado regulando,
  • Más beneficios para las mineras,
  • Menos controles,
  • Cero participación provincial en el upside del negocio, entonces no será un cambio de ciclo: será profundizar el modelo actual, con otro discurso y las mismas consecuencias.
  Sadir habla de cambiar el gabinete, pero el problema es mucho más grave que un par de sillas

Si, en cambio, quieren ser creíbles, la vara mínima para merecer la confianza del pueblo en 2027 es:

  • Transparencia total de contratos, precios y volúmenes exportados.
  • Auditoría independiente (nacional e internacional) de la renta del litio.
  • Revisión legislativa del esquema de regalías y beneficios.
  • Fondo soberano provincial para educación, ciencia, salud e infraestructura financiado con el litio.
  • Participación real de comunidades en la toma de decisiones.

Sin eso, todo lo demás es marketing.

Un mensaje claro desde el pueblo jujeño

Esta editorial no es un alegato “anti-inversión”. Jujuy necesita inversiones, tecnología, empleo y articulación con el mundo.

El planteo es otro:

  • Inversión sí, colonia no.
  • Progreso sí, entreguismo no.
  • Renta para todos, no solo para los fondos de siempre.

El litio puede ser la palanca para sacar a Jujuy del pozo o el sello final de un modelo de saqueo.
La diferencia no la van a marcar los balances de las mineras:
la van a marcar los jujeños que exijan cuentas, la prensa que no se calle y una nueva dirigencia que se anime a cortar el cordón con la política extractivista de siempre.

Si la política tradicional no estuvo a la altura, el 2027 será el examen final.
Y esta vez, el pueblo jujeño sabe perfectamente quién aprobó y quién firmó el negocio de Wall Street con el litio de su propia tierra.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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