Perico Noticias | Análisis político-económico
Con el nuevo acuerdo sellado entre el Gobierno Nacional y el Fondo Monetario Internacional, la Argentina avanza hacia un modelo de federalismo de supervivencia, donde las provincias y los municipios ya no serán sostenidas por un sistema de coparticipación tradicional, sino forzadas a buscar su propio oxígeno financiero.
Este giro, que muchos analistas ya señalan como un “ajuste encubierto de segundo orden”, impone condiciones fiscales que modifican de hecho los vínculos institucionales entre Nación y territorios, y abren un debate urgente sobre autonomía, justicia distributiva y viabilidad económica regional.
La letra chica que apunta al interior
Aunque el discurso oficial celebró la “disciplina macroeconómica”, lo cierto es que el acuerdo con el FMI incluye compromisos explícitos e implícitos para que las jurisdicciones subnacionales reduzcan su dependencia del Tesoro Nacional.
Las exigencias que comienzan a emerger del pacto con Washington son claras:
- Reducción de transferencias discrecionales.
- Revisión del esquema de coparticipación.
- Eliminación de subsidios cruzados entre provincias.
- Responsabilidad fiscal plena en cada municipio y provincia.
- Condicionamiento al financiamiento internacional: sólo accederán a crédito externo quienes muestren equilibrio fiscal propio.
Es decir, el Fondo exige menos Nación asistiendo y más provincias ajustando.
¿Autonomía o abandono?
El nuevo paradigma empuja a los gobiernos locales a volverse autosustentables, pero no se acompaña de herramientas para generar esa autonomía real. Mientras la Nación se libera de la “mochila federal”, los municipios y provincias deben reformular su gasto, encontrar nuevas fuentes de ingresos o reducir estructuras.
En nombre de la eficiencia fiscal, se está gestando una fragmentación del país en unidades desiguales y desarmadas. La advertencia es clara: en esta carrera de autofinanciamiento, sobreviven los que tienen recursos naturales, turismo, exportaciones o volumen económico. El resto: se seca.
¿Una nueva era de “independencia fiscal”?
Desde el Gobierno Nacional se alienta este proceso con términos como:
- “Modernización de los vínculos fiscales”
- “Fin del unitarismo presupuestario”
- “Responsabilidad local”
- “Competencia territorial”
Pero detrás del relato libertario se esconde un nuevo marco institucional que acelera la ruptura del pacto federal histórico.
El Estado nacional deja de ser garante del desarrollo igualitario y se convierte en espectador del Darwinismo territorial.
Claves del nuevo orden fiscal
- Las provincias deberán autofinanciar salud, educación, infraestructura y programas sociales.
- No se prevé un nuevo régimen de coparticipación. El vigente queda licuado por el ajuste.
- Quienes tengan déficit no podrán endeudarse sin aval externo.
- Los organismos multilaterales comenzarán a negociar directamente con provincias “viables”, rompiendo la intermediación de Nación.
¿Federalismo moderno o fractura funcional?
Lo que se plantea como un modelo de eficiencia fiscal es, en los hechos, una transferencia del ajuste hacia los márgenes.
Mientras el centro celebra el superávit, los territorios que sostienen la institucionalidad diaria (intendencias, hospitales, comedores, policías, escuelas) deberán hacerlo con menos recursos y más exigencias.
¿Es esto un nuevo federalismo? ¿O la antesala de una disolución silenciosa del Estado argentino como articulador nacional?
¿Y ahora qué?
Las provincias tienen dos caminos:
- Subirse al modelo de autofinanciamiento a cualquier costo, lo que implica privatizar servicios, vender activos o eliminar programas sociales.
- Resistir institucionalmente, generando alianzas regionales para exigir una renegociación política del pacto fiscal.
La batalla que se avecina no será jurídica ni meramente contable. Será existencial. Y podría definir qué país quedará en pie tras el ajuste.
Conclusión
El acuerdo con el FMI no sólo redefine la macroeconomía argentina. Redibuja el mapa político-fiscal del país. Las provincias y municipios deberán elegir: convertirse en gestores empresariales de su propia supervivencia o en defensores activos de un nuevo federalismo solidario.
El lunes comienza una nueva etapa. Y esta vez, los territorios no tienen red.