San Salvador de Jujuy se hunde, y no es solo por las calles anegadas, los puentes caídos y el agua turbia. Se hunde en la desidia, en la bronca contenida de un pueblo que siente que fue estafado una y otra vez. El intendente Raúl “Chuli” Jorge atraviesa el peor momento de su largo mandato: no hay relato que alcance para maquillar una gestión que ha colapsado junto con la ciudad.
En febrero, San Salvador de Jujuy se disfrazó de Bahía Blanca con un verano seco y caluroso. Pero en marzo, la realidad golpeó como un puño en la cara. Barrios enteros quedaron destruidos por la desidia municipal. ¿Dónde están los fondos de los vecinos? La recaudación récord en tasas e impuestos no se tradujo en servicios ni en infraestructura. La ciudad está quebrada, mientras el dinero que debería haberla mantenido en pie se esfumó en el agujero negro de la burocracia.
El hartazgo es innegable. El 85% de los jujeños rechaza a los partidos políticos y el 86% a todos los políticos. No hay margen para tibiezas ni excusas. Raúl Jorge debe eliminar urgentemente tasas y tributos si quiere evitar que la ira vecinal se traduzca en una reacción irreversible. Su soberbia ya no es tolerada, sus imposiciones desafiantes han roto el último hilo de paciencia. Los ciudadanos no aceptan más pagar por una ciudad en ruinas.
Pero la crisis no es solo de “Chuli”, sino de toda su corte. En el Concejo Deliberante, Lisandro Aguiar, apodado “Larretita” por su perfil tecnocrático y servil a la burocracia, encabeza una estructura que solo protege su propio privilegio. Lo mismo ocurre con todo el gabinete municipal, una jauría de funcionarios que vive del Estado mientras los vecinos trabajan para sostenerlos. La gente quiere verlos en la calle, pero no como políticos, sino como ciudadanos comunes, buscando empleo en el sector privado, pagando impuestos como cualquier vecino.
Estamos en tiempo de descuento. El clamor popular es ensordecedor, el inconsciente colectivo ya no delibera si castigar con el voto, sino hacia dónde huirá ese voto castigo. Lo único claro es que esta gestión está terminada. Los mismos de siempre están en la mira.
Raúl Jorge tiene una última oportunidad: escuchar el mensaje y actuar. O reducir la presión fiscal y dar un gesto de humildad, o enfrentar una derrota política demoledora. Porque esta vez no hay margen para relatos. Jujuy dice ¡basta de casta, basta de los mismos de siempre!