El analista y director de la importante consultora Zuban & Córdoba conversó con Conclusión y analizó la difícil coyuntura nacional en medio de la disparada del dólar y a días de la sanción definitiva de la Ley Bases.
Por Manuel Parola // El tiempo es el nuevo y principal enemigo de Milei. La sanción de la Ley Bases y la plena vigencia del DNU 70/23 trajeron como resultado nada más que incertidumbre y muy poco sustento, más allá de que eran las herramientas por excelencia proclamadas por el gobierno de La Libertad Avanza. Con las herramientas a la mano y habiendo transcurrido sus primeros siete meses de gobierno, no se han generado prácticamente situaciones de mejora sustancial en la vida de la población, por lo que la enorme expectativa comienza a jugar en contra del libertario. Así opinó el consultor y analista político Gustavo Córdoba, director de la agencia de investigación política Zuban & Córdoba en diálogo con Conclusión.
“Las expectativas económicas son difíciles de asumir para los gobiernos argentinos, y en particular, para el gobierno ultra conservador de Milei”, sostiene Córdoba y señaló que después de la reunión de Luis Caputo con los banqueros más prominentes de la city porteña y posterior conferencia de prensa el viernes pasado, “se aceleraron los tiempos políticos” para el gobierno nacional.
Córdoba sostuvo que “la sobre-generación de expectativas te juega en contra cuando no mostrás buenos resultados a corto plazo” y añadió que “este gobierno ha pulverizado lo bueno que había en la economía argentina y nos ha llevado a una depresión económica, con lo cual la sobre-generación de expectativas encuentra a la sociedad argentina diciendo ‘bueno, ya está, ya tiene las herramientas, hacé tu magia’, y la verdad es que ahí hay un amplio espacio que debería haber sido llenado con gestión pública, y no eso no existe«.
Córdoba citó al politólogo Andrés Malamud y esgrimió que “los mercados miran al país con desconfianza, independientemente del Gobierno, porque nos conocen: somos un país que tiene inflación y cepo cuando en el resto del mundo no existen esos problemas” y agregó: “Milei quizás cree en los milagros pero los mercados generalmente no”.
“Las cosas en los gobiernos no pasan porque uno quiera que sucedan”, opinó el consultor, haciendo referencia a la falta de rumbo político y económico del gobierno. En esta misma línea, Córdoba rescata un dato, producto de diversos análisis de opinión: más del 70% de la población, se siente afectada de modo negativo en su economía personal por lo que “el opositor más feroz, no es un espacio político o un grupo de dirigentes, sino el tiempo de tolerancia para lograr resultados positivos”.
A los ojos del analista, “la negación a entender cómo funciona el Estado nacional lleva a este presente. En el mejor de los casos vamos a tener un crecimiento en L. Mucha gente va a esperar que los problemas de la Argentina se resuelvan en un cortísimo plazo”, auguró el analista, pero advirtió que esto no sucederá, dado que “los tiempos legislativos nunca coinciden con los tiempos de las expectativas de la sociedad. La Ley Bases, hasta que esté reglamentada, es probable que se demore dos o tres meses más. Con un contexto de volatilidad de la Argentina, donde no sabemos cuánto va a costar el dólar mañana y el riego país aumenta día a día, no es una cuestión menor que el gobierno cuente con las herramientas que creía necesarias, y no va a contar con ellas en la inmediatez”.
UNA OPOSICIÓN INMATERIAL
Esta falta de adversario político claro tiene como corolario la democratización de la desesperanza y la incertidumbre, y la evaporación de las escuderías políticas como sujetos definidos.
“Desde que triunfó Milei en segunda vuelta, explotaron las identidades políticas en Argentina”, analizó Córdoba y profundizó: “Lo único que se sostiene es la identidad libertaria, sostenida por Juntos por el Cambio. El antimileismo no tiene un representante, es un grupo sin liderazgos, heterogéneo, amplio, fragmentados”.
El director de la consultora Zuban Córdoba definió a la oposición como integrada por una mayoría de “colaboracionistas, y después el resto son personas muy identificadas por el gobierno anterior”, con lo que ubicó a Juntos por el Cambio y al radicalismo dentro de un oficialismo matizado aunque firme.
El gobierno es débil en lo institucional, y “su mayor debilidad es su representación legislativa. Sin embargo, haciendo una enorme elección recién el año que viene, no tienen asegurada la mayoría. Eso y la ausencia de dirigencias territoriales en las provincias” hacen de La Libertad Avanza un partido sin demasiados hilos que lo sostengan, más que la propia imagen del presidente.
Al ser consultado sobre la situación del peronismo, Córdoba es observó que “los peronismos, porque no hay uno solo, comparten algo: no saben que no saben. Y no saben dialogar con la sociedad argentina, ha mutado. Está mucho más digital, hay códigos y valores que el peronismo no conjuga.
“(El peronismo) es una especie de nostalgia, se conjuga en términos de pasado cuando siempre fue revolucionario, de la movilidad ascendente. Sigue existiendo en las calles, lo que no es poco, mientras que no entiende de diálogo con las generaciones más jóvenes. Mientras esto permanezca, vamos a tener un problema de representación”.
Los dirigentes peronistas que ganaron el año pasado sintieron el agua en la rodilla por primera vez en al historia y decidieron, en una estrategia suicida, despegarse de la elección nacional. El resultado nos lleva a que hoy tenga sólo 5 provincias. En la realidad, Milei le sacó mucho más votos conservadores al interior y a los trabajadores cuentapropistas”, mordiéndole gran parte del electorado al justicialismo y dejando al peronismo sin gran parte de su sujeto objetivo.
Para Córdoba, la “gran pregunta que debemos hacernos” mientras observamos que hasta ahora “es solo el gobierno de una tribu muy particular, que va perdiendo día a día, la credibilidad en su líder” es: ¿Podrá ganarle al tiempo el gobierno de Milei?
