“El peronismo tiene candidato”: Kicillof se planta para 2027 y desplaza la nostalgia

“El peronismo tiene candidato”: Kicillof se planta para 2027 y desplaza la nostalgia

Perico Noticias // Axel Kicillof ya dejó de ser “el gobernador bonaerense”. Empezó otra etapa: la nacionalización explícita de su figura como adversario directo de Javier Milei en 2027, bajo una consigna que los intendentes bonaerenses ya repiten con claridad quirúrgica: “Volver al peronismo.”

Y hay un dato político que no se puede ignorar dentro del ecosistema peronista: Cristina Fernández de Kirchner puede cuestionarlo, puede marcarle errores tácticos, puede incluso responsabilizarlo por la derrota provincial del 26 de octubre, pero hoy ya no puede reemplazarlo. Los intendentes lo entendieron antes que nadie y se lo dijeron en la cara: “Vamos por el 2027.”

Esto es más que contención interna. Es sucesión.

El desdoblamiento NO fue un error: blindó el territorio

Cristina le pegó a Kicillof diciendo que el desdoblamiento electoral bonaerense había sido un error político que terminó funcionando como un balotaje anticipado y unificó el voto anti-peronista contra él. Dijo, además, que fue el único gobernador peronista que perdió. (lapoliticaonline.com)

Los intendentes respondieron con números, no con doctrina:

  • Gracias a esa elección anticipada, el peronismo retuvo 107 de los 135 municipios bonaerenses.
  • Es decir, el conurbano y gran parte del interior quedaron bajo conducción peronista, aun con el huracán Milei barriendo en el plano nacional.

Traducido en lenguaje estratégico: Kicillof perdió la cabeza de provincia por apenas unos 46.000 votos, pero salvó el andamiaje territorial que sostiene al peronismo cuando todo lo demás se cae. Eso, para cualquier fuerza que se proyecta al Ejecutivo nacional, es oro institucional.

El punto es sencillo y hay que decirlo con franqueza empresarial: Cristina está leyendo la foto electoral como castigo a Axel. Los intendentes la leen como plataforma de Axel.

Y ellos son los que gobiernan la calle.

Kicillof quedó herido… pero no quedó débil

En política argentina tradicional, perder Buenos Aires era sinónimo de muerte política. Esta vez no.

Por dos motivos:

  1. La diferencia fue mínima.
    Una derrota por un margen tan corto —decenas de miles de votos en la provincia más grande del país— no destruye a Kicillof; lo legitima como el único opositor que realmente pudo disputar de igual a igual contra el fenómeno Milei en el territorio más caliente del país. Es decir: no fue barrido, peleó hasta el último voto. Eso lo deja en carrera directa hacia 2027.
  2. Salió con respaldo político explícito.
    Cerca de 40 intendentes bonaerenses se alinearon públicamente con él después de las críticas de Cristina. Hablan de “euforia positiva”, no de funeral. Lanzan ya mismo una campaña de instalación nacional con el lema “volver al peronismo”. Y lo dicen sin rodeos: “vamos por el 2027.”

Eso es señal de reordenamiento interno. El peronismo bonaerense dejó de pedir permiso y empezó a construir un candidato propio.

“Volver al peronismo” no es nostalgia. Es reposicionamiento

Puede sonar romántico, pero no lo es. “Volver al peronismo” no se está usando en clave litúrgica. Se está usando como mensaje de reconexión social. ¿Qué están diciendo los intendentes cuando levantan esa bandera detrás de Kicillof?

Están diciendo esto:

  • Basta de rosca interna eterna.
  • Basta del microclima de las familias políticas.
  • Basta de usar el miedo económico para disciplinar al votante endeudado.
  • Volvamos a hablarle al laburante que está ahogado con la tarjeta, al comerciante que paga luz impagable, a la gente que vive en deuda cotidiana y no escucha más promesas “epocales”.
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Ese discurso es lo único que hoy puede disputar poder real a Milei. Milei construye sobre bronca social y hartazgo moral: “todos robaron, yo vengo a dinamitar eso”. El único dirigente del peronismo que hoy puede pararse frente a esa narrativa y decir “yo no tengo causas de corrupción, a mí no me van a correr por choreo, hablemos de tu salario y de tu deuda” es Axel Kicillof.

Eso, en el mercado electoral argentino 2025-2027, vale más que cualquier sello.

El activo Kicillof: limpieza personal en un país intoxicado

Hay un factor que explica por qué la liga de intendentes está dispuesta a bancarlo aunque le marque la cancha a Cristina: Kicillof llega al ring nacional sin condenas por corrupción, sin enriquecimiento obsceno, sin causas que lo coloquen en la misma bolsa de “son todos iguales”. (LA NACION)

En una Argentina donde el votante medio está endeudado, humillado por la recesión y cansado de ver dirigentes blindándose mientras él vende el celular para pagar la comida, la integridad percibida no es un detalle simbólico: es un diferencial electoral decisivo.

Esto lo entendieron rápido en el conurbano. Lo que se está montando ahora alrededor de Axel no es sólo una defensa interna frente al reto de Cristina. Es una operación de posicionamiento emocional ante las mayorías cansadas. Es decirle al votante común: “No te vengo a pedir que vuelvas al kirchnerismo. Te vengo a ofrecer que vuelvas a un peronismo que te ponga a vos otra vez en el centro”.

Cristina puede no gustar de ese framing. Pero ese framing es el único con capacidad de sumar fuera del núcleo duro.

El peronismo empieza a nacionalizar a Axel

Hasta hace semanas, Axel era presentado como un fenómeno bonaerense: intendentes, conurbano, estructura social, músculo territorial. Eso se terminó. Ahora hay un operativo explícito para llevarlo al plano nacional como “el opositor razonable a Milei”.

Esto tiene dos capas:

  • Capa política: disputa de liderazgo interno del peronismo. La discusión ya no es “qué dice Cristina”, sino “quién va a mirar a Milei a los ojos en 2027”. Y los jefes territoriales bonaerenses contestaron: Kicillof.
  • Capa emocional: necesidad de un antagonista que no sea recuerdo sino presente. Con todo respeto por Cristina —y sin necesidad de dinamitar su capital histórico ni negar su gravitación— hoy su figura activa más rechazo que esperanza fuera del núcleo fiel. Eso es un dato objetivo de clima social. Milei construyó su identidad política precisamente golpeando al kirchnerismo como marca tóxica. Seguir poniendo a Cristina en el centro de la escena opositora es jugar el partido en la cancha que Milei eligió.

Kicillof, en cambio, obliga a Milei a pelear en otra cancha: salarios, tarifas, endeudamiento familiar, destrucción productiva, dependencia financiera externa. Es un duelo económico, no un duelo simbólico de odio.

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Milei odia esa cancha porque ahí tiene que rendir cuentas.

Kicillof es oposición, no resistencia nostálgica

Atención: lo que se está armando alrededor de Axel no es “resistencia cristinista”. Es oposición democrática con músculo territorial, discurso social y ambición presidencial explícita.

Los intendentes lo dijeron sin rodeos: “Arranca la campaña para posicionar al gobernador en 2027”. “Vamos por el 2027.” Hubo euforia. No luto. Hubo construcción, no duelo. Se habló de futuro, no de épica pasada. Y se habló con una consigna que es demoledora: “Volver al peronismo”.

Esto marca línea estratégica:

  • No es “volver al kirchnerismo”.
  • No es “volver a Cristina”.
  • Es “volver al peronismo”.

Eso no niega a Cristina. Pero la deja en otro rol: el pasado fundador, no el candidato.

Kicillok no es nostalgia, está vivo

Axel Kicillof perdió por apenas 46.000 votos en la provincia más difícil del país, frenó el derrame total, sostuvo 107 de 135 intendencias, reunió a más de 40 jefes comunales que salieron públicamente a respaldarlo contra la crítica de Cristina y lanzó, con ellos, la consigna programática para 2027: “Volver al peronismo.”

Eso no es contención. Eso es proclamación.

El dato central para el peronismo es obvio aunque duela en algunas biografías:

  • Cristina sigue siendo un factor emotivo e histórico.
  • La Cámpora sigue siendo un factor organizativo.
  • Pero el único dirigente peronista con base territorial real, volumen electoral competitivo, lectura económica de la calle endeudada y, sobre todo, sin causas de corrupción que lo envenenen frente al votante independiente, se llama Axel Kicillof.

El peronismo que quiera volver al poder tiene que asumirlo rápido. Porque Milei ya eligió su rival. Y su rival no es el recuerdo. Es el que está vivo.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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