Un kg de tabaco en acopio vale menos que un kg de bizcochos. ¿quienes son los vivos?

El sector tabacalero anunciará esta semana el precio final para la B1F. Es muy posible que sea un comunicado sin reunión de precio. Lo cierto es que la devaluación dejará réditos pero no para los productores jujeños, al menos por este año.

Jujuy. 22.02.2014

El kg. de bizcochos con grasa e insumos de calidad cotiza a $26 promedio en cualquier panadería , el kg de tabaco promedio se proyecta en $22 para el cierre de la campaña 2013/14, esta comparación resulta odiosa (alimento/tabaco), pero es real.

La industria con un kg de tabaco, tendrá por distribución y marca un producto final de $650 pesos, de los cuales el gobierno tomará el 69,6% ($453) por kg, de donde se destinan  unos $23 pesos por kg para cada productor, por disposición del FET incluido como uno de los tantos impuesto especiales cargados a los cigarrillos, que pagan los fumadores.

Pero del FET, de una proyección de $23 por kilogramo, el tabacalero recibirá unos cuantos pesos menos ya que el régimen de transferencia se convirtió en un enredo de indescifrable intelección, donde lamentablemente quedan remanentes y saldos que tienden siempre a desvanecerse.

El sector harinero, que se maneja con fuertes restricciones en materia de exportación para sostener “la mesa de los argentinos” logró sin embargo un reacomodamiento de su rentabilidad, obteniendo un mejor precio en cada uno de los eslabones de la cadena valor, objetivos a los que accedieron desde luego con el apoyo de nación, aún a costa de encarecer la mesa de los argentinos, con el costo político que significó para el kirchnerismo.

En cambio el tabaco, otra importante economía regional, que ocupa 10 veces más mano de obra por ser un cultivo intensivo, no logra reacomodar su proyección económica por ser rehén de arbitrariedades políticas que cooptaron el FET, quitando márgenes genuinos a los productores, ante el poco interés de los gobernadores.

En este caso, el gobierno nacional solo está interesado en la eficiencia del sistema de aportes fiscales que genera la industria, ya que esta solo recibe un 30% de participación, de donde debe asumir los costos por fabricación, marca y distribución, además de pagar en acopio el precio del tabaco de contado a los productores.

Ante este escenario, nos preguntamos quienes son los vivos, ya que desde el gobierno se apunta a la industria como la responsable de todos los males que caerán este año sobre las espaldas de los productores ante el  fracaso de sostener los U$S 3,78 dólares del año pasado.

El gobierno es el socio más cómodo en este negocio, ya que solo se dedica a recaudar, llevándose el 70% de la torta sin tomar riesgo, de la cual le dará a los productores un 9% como parte de precio complementario (FET), la industria participa en un 30%, pero tiene costos que asumir (fabricación, distribución, etc), entre ellos además el pago a los productores tabacaleros por la producción semi industrializada de la materia prima.

Entonces, ante la devaluación,  la industria no parece ser la pícara, ya que el FET se recauda en argentina y posee un buen porcentaje de la torta (unos 2400 millones para el 2014, donde Jujuy tiene una participación promedio del 39% que representan unos 936 millones) con lo cual, de distribuirse plenamente podría mitigar la retracción de los productores tabacaleros.

¿Serán los dealers y los exportadores los pícaros?, ya que el 85% del tabaco es para exportación, pero resulta que en Jujuy y en Salta, el 70% de la compra lestán en manos de cooperativas locales, quienes luego exportan o venden a los dealers, ellas deberían entonces fijar el precio justo pero no lo pueden hacer porque están desfinanciadas, pero venderán este año el tabaco a un interesante valor FOB, cuyos excedentes podrían ser la esperanza de los asociados.

¿Acaso los productores tabacaleros son los pícaros,  porque todavía mantienen  una rentabilidad importante pero venden miserias a los medios  para obtener mayores márgenes, tanto en las acopiadoras, como en la participación del FET? Situación descabellada para la cantidad de conflictos revelados en centenares de balances negativos que se dan en casi todas las fincas.

Los productores son los socios más perjudicados en este negocio, son los que más arriesgan, son los que dan empleo, son los que si pierden no reciben ninguna ayuda, son la variable de todos los ajustes y objeto de persecuciones fiscales y políticas, ellos solo se quedan con un 14% de la torta, debiendo sostener toda la estructura primaria de la cadena de valor, donde el 60 del costo está asignado a salarios, con lo cual sus márgenes son demasiados reducidos.

Entonces, ¿dónde están los pícaros?, acaso en la línea del gobierno, que con algunas complicidades se llevan una importante tajada a menor esfuerzo. El gobierno nacional prorrogó el impuesto de emergencia sobre el precio final del cigarrillo hasta el 2019, claro que lo dejó nuevamente en un 7% (Fondo de Seguridad Social -ANSES), pero podría subirlo al 21% como dice la ley, reduciendo espacio al FET, con lo cual el gobierno puso al sector tabacalero entre la espada y la pared.

El precio del cigarrillo acompañó el ritmo de la inflación, y en este sentido por estar sujeto a variables internacionales también se reacomodó tras la devaluación del 25%.

En este negocio el gobierno reafirma su posición de socio privilegiado, la industria sostiene su negocio por aumento de la demanda y los productores tabacaleros que cumplen a raja tablas con las prácticas agrícolas recomendadas, y soportan la responsabilidad de mantener el nivel de empleo en provincia empobrecidas, quedan en el fondo del pozo, atestados de compromisos y obligaciones salariales y previsionales, donde la debilidad de su dirigencia y  un estratégico silencio de los gobiernos provinciales, a cuyas cuentas se giran las trasferencias del FET, quienes además  realizan fuertes retenciones en los acopios por ingresos brutos, los fueron llevando sin ningún remordimiento.