El vértigo del abismo: corrupción, mercado e inflación encubierta marcan la cuenta regresiva electoral

El vértigo del abismo: corrupción, mercado e inflación encubierta marcan la cuenta regresiva electoral

La caída abrupta del Merval en vísperas de las elecciones del 26 de octubre no es un episodio aislado: es una señal temprana de un tembladeral económico que expone la fragilidad del modelo libertario. El desplome bursátil opera como un termómetro que anticipa desconfianza, fuga de capitales y la percepción creciente de que la economía descansa sobre bases endebles.

A este cuadro se suma el escándalo de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), un golpe letal a la credibilidad de un espacio político que había prometido transparencia y “barrer con la casta”. La paradoja es brutal: quienes juraron limpiar el Estado hoy aparecen atrapados en las mismas lógicas que juraban desterrar.

El cóctel es explosivo: un mercado descreído, un aparato estatal salpicado por la corrupción y una inflación manipulada en sus cifras que tarde o temprano estallará como una verdad incómoda. La economía real –la de los salarios que no alcanzan, los jubilados arrinconados y las pymes agonizando– no se maquilla con estadísticas.

En este escenario, los libertarios encaran las elecciones con un tobogán electoral cuesta abajo, sacudidos entre la desilusión social y las contradicciones internas. Lo que se avecina no es un simple traspié coyuntural: es un derrumbe anunciado que desnuda la inconsistencia de un proyecto político que prometió libertad y terminó atrapado en su propio laberinto.

El 26 de octubre no será solo una jornada electoral, será también el veredicto de una sociedad que observa cómo se desmoronan los relatos frente a la realidad más dura.

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