“Empecinados en mirar hacia atrás”: Carlos De Aparici dinamita al peronismo jujeño y exige refundación

“Empecinados en mirar hacia atrás”: Carlos De Aparici dinamita al peronismo jujeño y exige refundación

El dirigente peronista Carlos De Aparici, lanzó una profunda y demoledora crítica hacia el Partido Justicialista jujeño. Habló de traiciones, pactos con el radicalismo y de un movimiento atrapado en el pasado. “No podemos disimular lo que está podrido”, advirtió.


El peronismo jujeño atraviesa su hora más oscura. Las urnas no mienten: en las últimas elecciones, los votantes dieron la espalda con una frialdad que hiela la sangre de cualquier estructura política. Casi sin convocatoria, intervenido hace dos años, atomizado y sin discurso ni estrategia, el PJ local camina como un cadáver exquisito que nadie se anima a sepultar… ni a revivir. En este contexto de derrumbe, Carlos De Aparici lanzó una arenga política que resuena como un llamado a incendiar las ruinas para volver a construir desde cero.

“La atención se da entre los que insisten en mirar hacia atrás y los que proponemos construir futuro”, declaró. Y con esas palabras, sin vueltas, sacó a la luz la contradicción más letal que devora al movimiento: ¿cómo seducir a la sociedad cuando la propuesta se limita a nostalgias y cargos reciclados?

De Aparici no esquivó los nombres, aunque no los pronunció directamente: “El PJ fue socio del radicalismo”, dijo en relación al alineamiento con el gobierno de Gerardo Morales, que incluyó la co-gobernabilidad, pactos institucionales y el respaldo a la reforma constitucional más controvertida de los últimos tiempos. Y remató: “Quienes fueron intervenidos siguen colocando a sus familiares en las listas. No podemos disimular ni mezclarnos ahí como si nada sucediera.”

La tesis del colapso y el nacimiento

Lejos de una actitud destructiva, De Aparici ensaya una tesis que interpela a todo el arco justicialista: la derrota debe ser partera de una nueva instancia, un renacer desde las cenizas. “El peronismo siempre fue un movimiento, y como tal, debe adaptarse. Tenemos que ser elegidos por lo que proponemos, no por lo que fuimos”, lanzó.

Su lectura es de una claridad brutal: si el PJ jujeño sigue siendo el mascarón de proa de intereses personales, si continúa siendo conducido por quienes pactaron con sus verdugos, si se repite la vieja receta del internismo sin ética, el electorado seguirá refugiado en el silencio, en la anomia o, peor aún, en opciones antisistema que crecen como espuma.

“Milei no gobierna: solo construye discursos”

De Aparici también dedicó tiempo a analizar al oficialismo nacional: “Quitar medicamentos a los jubilados no es gestión, es crueldad. Decir que la inflación está controlada es un engaño”, sostuvo. “La planilla de superávit es solo un espejismo: la economía no crece, la producción no arranca, el empleo no se genera. Se está desfinanciando el proyecto de país”, dijo.

Un testimonio crudo, que exige valentía

Lo más potente de su declaración radica en una idea: la derrota no se tapa con comunicados ni se ordena con intervenciones verticales. La derrota desnuda. Muestra que el peronismo en Jujuy ya no representa a nadie fuera de su dirigencia. Muestra que una parte importante de la sociedad exige otra cosa, algo nuevo, sin clientelismo, sin apellidos repetidos, sin hipocresías.

Carlos De Aparici lo dijo sin eufemismos: “Nuestro deber es hacer lo correcto, aunque no nos convenga electoralmente”. Y eso, en un país donde todos miran encuestas y casi nadie la brújula ética, es una bomba política. Un pedido de renunciamiento, de catarsis, de refundación.

La historia del peronismo está llena de caídas y resurrecciones. Pero para eso, hay que mirar el espejo roto y animarse a no maquillarse más. En Jujuy, el ciclo está terminado. ¿Tendrán el coraje para empezar otro?.

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