Empresarios textiles advierten que no podrán absorber la suba de tarifas eléctricas

Aseguran que están operando «sin rentabilidad» para competir con las importaciones asiáticas y que ya se perdieron 10.000 empleos en el sector.

Las empresas textiles están operando «sin rentabilidad» en la Argentina y no podrán absorber el aumento de tarifas eléctricas que anunció el Gobierno, por lo que tendrán que trasladar los incrementos a los precios.

Así lo estimó Jorge Sorabilla, presidente de la fundación Pro Tejer, quien aclaró que el sector aún no tiene un análisis pormenorizado sobre cuál será el impacto de las nuevas tarifas en cada uno de los subsectores textiles.

Estimó que todo va a depender de la zona donde se consume y si el proveedor es un mayorista o si es Edenor o Edesur, pero aclaró que los textiles están «preocupados» porque hoy el sector «no tiene rentabilidad para poder absorber estos mayores costos».

El sector textil terminó el 2016 terminó con una caída de ventas del 30% en volumen, por lo que afectó el nivel de actividad, de empleo y quedó stock, dijo Sorabilla en declaraciones a la radio Once Diez.

El consumo de textiles en 2016 en la Argentina cayó un 15% y se importó un 7% más en volumen, aunque en prendas se compró al exterior un 30% más en relación al 2015 y en las confecciones del hogar, se importó un 40% más.

La importación de sábanas y toallas, por ejemplo, creció un 60% en 2016, en comparación con el año anterior, a pesar de que en la Argentina hay una producción muy fuerte de estos productos.

El problema, dijo el empresario, es que esos productos fueron importados desde el sudeste asiático y China, donde los salarios son de u$s400 mensuales promedio mientras que en la Argentina se ubican en los 1.200 dólares, más una presión tributaria que está entre las más altas del mundo.

«Argentina tiene problemas estructurales en su economía, como los logísticos y financieros. Eso hace que los costos de generar valor agregado en el país sean altos y contra eso hay que luchar para poder ser competitivos», dijo el presidente de la Fundación Pro Tejer.

Sorabilla indicó que «todos los cañones» están apuntando a recuperar el nivel de actividad en 2017 porque la caída de las ventas terminó impactando en el empleo: se perdieron 10.000 puestos de trabajo en el sector y unos 5.000 trabajadores están suspendidos.

 

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