Jujuy: Golpazo al golpe en el sindicato de obreros de Ledesma

 Jujuy: Golpazo al golpe en el sindicato de obreros de Ledesma

En la asamblea extraordinaria convocada ayer, Rafael Vargas y el resto de la conducción combativa recibieron un masivo apoyo por parte de los afiliados del sindicato. La parte de la comisión directiva que planeó la ilegal asamblea anterior fue suspendida por 45 días y en una próxima asamblea se decidirá sobre su expulsión.

Tras la asamblea del 4 de diciembre, cuando una parte de la comisión directiva del sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (SOEAIL) cercana a la empresa, convocó en circunstancias irregulares a una asamblea que se pronunció por la destitución del Secretario General del sindicato, Rafael Vargas, la situación se planteaba complicada.

No solamente que el gremio podía perder a la única conducción combativa en decenios, sino también que si prosperaba ese golpe institucional algunos de sus miembros combativos podían ser expulsados del sindicato. En particular para Vargas esto podía significar también que sin el apoyo del sindicato la denuncia penal que la empresa le colocó argumentando usurpación cuando el último paro, y por la que le pintaron los dedos a Vargas, se transformara en un despido, como ya ha pasado antes con otros.

Por eso los ánimos comenzaron bajos la tarde del 10 de diciembre; desde las 17:30, hora a la que la asamblea fue convocada, nutridos grupos llegaban liderados por algún conocido miembro de la oposición, mientras que individualmente y como a goteo llegaban obreros que exclamaban algún apoyo “al cuchi”, como lo apodan.

Algunas decenas de personas comandadas por alguien de la oposición que estaban apostadas frente al local gremial se agolparon en la puerta intentando entrar, pero varias de entre ellas no podían ingresar, pues no eran del sindicato y se había dispuesto la presentación del carnet o del último recibo de sueldo para pasar a la asamblea. La constancia de que en la irregular asamblea anterior había participado gente extraña al sindicato promovió la medida de que nadie externo al gremio ingresase, medida normalizadora entendible que para nuestro pesar también significó que no pudiera entrar la prensa, aunque desde afuera se pudieron seguir varias voces gracias a la acústica que daba una construcción cercana.

Cercana la tardenoche ya había ingresado una cantidad suficiente de obreros y se apersonó por el lugar Rafael Vargas, quien, en una acción desconcertante pasó con seguro pero humilde talante caminando sólo por entre el gentío que se arrumaba en la calle, deteniéndose incluso a saludar a cada conocido.

Tras el ingreso de más obreros al local se escuchó iniciar con el orden del día y entonces los gritos y silbatinas adentro y los apuros afuera parecían indicar una larga y conflictiva noche, abogados y contadores de cada bando entraban, salían, y hacían llamadas por celular con tensos rostros. Incluso uno salió llamando a algunos policías para que entraran.

Pero al cabo acaso de una hora los gritos y silbatinas se transformaron en vivas, los “Cuchi… cuchi” y los aplausos daban cuenta de un cambio de rumbo y de distensión en el ambiente.

Entonces sucedió algo curioso, que al menos llama a la suspicacia: un par de señoras llegaron a la puerta del sindicato a los gritos diciendo que estaban saqueando el Comodín (un supermercado local a unas cinco cuadras) y que venían para la feria que está detrás del sindicato, empezaron a llamar a sus maridos y se corrió la voz. Algunos de los trabajadores salieron apresurados y el móvil policial arrancó para la zona con alguno de los policías que estaban en la puerta del gremio.

Y entonces se escuchó a alguien cercano pensando en voz alta que ahora iban a entrar los que estaban fuera, que la asamblea se iba a desarmar por la corrida… pero entonces no surgió la suspicacia, sino ya tras el final, cuando caminando para el Comodín algunos consultados dijeron que no había pasado nada y que ese rumor “vino desde el sindicato”.

Tras poco tiempo empezaron a salir del local en hilera los trabajadores, los primeros en salir lo hacían con gesto adusto y alguno comentó entre ellos “ganaron”, luego salieron cabizbajos dos de la parte de la comisión directiva opositora.

La noticia ya no hacía falta preguntarla, pero se hizo por ese reaseguro más producto de los sentires que de la lógica: la comisión combativa había tenido un apoyo aplastante, la fracción opositora había sido suspendida por 45 días y en una nueva asamblea se decidiría su continuidad en el gremio.

Al ingresar al tinglado, la prensa se compactó alrededor de Vargas, bien que algunos con preguntas que olían más a argumento de apelación legal que a otra cosa, tras lo cual vino también una pregunta de la otra prensa, que mostraba la polarización reinante “¿Que le dice a los medios de comunicación que vierten otra idea y le juegan en contra con la población a usted?”.

Tras abrazos y saludos empezó a correr el rumor de que los opositores iban a tomar la sede de la obra social, uno de los puntos en disputa, pero mientras nos aprestábamos a ir a cubrir la acción Alberto Gomez, uno de los delegados combativos, fue tan sencillo como cabal en sus expresiones, que la tomen, dijo, ya ganamos.

También en el interín sucedió que una mujer empezó a increpar a Vargas diciendo que había dejado sin trabajo en el sindicato a su marido, al parecer contratado por la parte opositora, a eso con la misma sapiente tranquilidad de obrero viejo, Gomez se le acercó y le dijo: “no importa si a eso lo firmó Rafael, o César… señora, acá los patrones somos nosotros y no le falta el respeto a él, sino a la asamblea”.

Mientras quedaba ya un grupo más reducido y Vargas alentaba a elegir entre los de la comisión “ni siquiera al que le caiga bien a Rafael, sino al que sientan los representa” emprendimos la vuelta.

A media cuadra una anciana de cancino andar nos dejó la última impresión de lo que se jugaba en esta sociedad ledesmense: ¿Y que pasó? Nos preguntó, al responderle casi saltó mientras agitaba los brazos, y luego se volvió por donde había venido con su cancino andar, metáfora acaso de una sociedad que poco a poco va recobrando la fuerza y el coraje que antes de la dictadura supo tener.

RADIO CAPOMA – COLECTIVO RADIO PUEBLO – INDYMEDIA

 

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