Redacción Perico Noticias
Lo que parecía una hipótesis temeraria lanzada meses atrás por Perico Noticias, hoy empieza a perfilarse como una jugada secreta que Javier Milei y su círculo más estrecho estarían considerando seriamente: adelantar las elecciones legislativas a julio para cumplir con la devaluación exigida por el FMI sin que el estallido inflacionario se traduzca en una derrota catastrófica en las urnas.
Según reveló el portal La Política Online, el presidente analiza una modificación del calendario electoral con el fin de despejar el camino hacia una devaluación del peso previa a la llegada del próximo desembolso del Fondo Monetario Internacional. El organismo internacional, que ya no confía en promesas sino en hechos concretos, exige una corrección abrupta del tipo de cambio, algo que, de aplicarse cerca de las elecciones previstas en octubre, podría detonar la economía doméstica y arrastrar al oficialismo al abismo político.
En la Casa Rosada, sin embargo, hay resistencias. “Devaluar antes de votar es pegarse un tiro en la sien”, admiten off the record funcionarios que aún conservan un resto de cordura técnica. Pero la realidad es más terca que el cálculo electoral. Las reservas del Banco Central están exhaustas, el dólar paralelo vuelve a tomar vuelo, y los precios —contenidos artificialmente por acuerdos rotos o subsidios insostenibles— ya asoman una nueva escalada inflacionaria que ni el relato libertario puede maquillar.
Un experimento sin red
Si Milei adelanta las elecciones a julio, como evalúa en estos días con sus operadores de confianza, podrá devaluar inmediatamente después, sin cargar con los efectos electorales de una nueva estampida de precios. Es decir, desata la tormenta una vez que haya pasado por las urnas, buscando blindar su núcleo de poder con nuevos legisladores leales.
¿Es constitucionalmente posible? Con mayoría simple en el Congreso, sí. ¿Es políticamente legítimo? Eso es otro cantar. Adelantar elecciones para aplicar una medida antipopular bajo presión externa es un acto de cinismo estratégico que incluso gobiernos autoritarios dudarían en ejecutar tan explícitamente.
Lo cierto es que la “motosierra” está fallando en su promesa de estabilización. Las cuentas fiscales se ordenan en los números duros del Excel, pero la economía real está dinamitada: caída del consumo, parálisis industrial, desempleo en aumento, desplome de la obra pública, y una clase media que se desangra mientras el gobierno solo ofrece memes, insultos y falsas épicas de “valentía”.
Un déjà vu de la decadencia
El escenario que asoma no es nuevo: devaluación con inflación sin ancla social ni política, acompañada de una narrativa apocalíptica que culpa a “la casta”, a “la herencia”, al periodismo, a la educación pública, al Papa y a los planetas, pero jamás asume la responsabilidad propia de una administración que ha convertido la gestión del Estado en un experimento de autoaniquilación.
Adelantar las elecciones no es una jugada democrática ni patriótica. Es un acto de supervivencia electoral a costa del pueblo argentino, que pagará con hambre, desempleo y desesperanza el precio de una ingeniería electoral disfrazada de audacia.
Desde Perico Noticias lo advertimos con anticipación: Milei necesita cerrar la etapa de la ficción y encarar el ajuste brutal que el FMI reclama. Pero quiere hacerlo sin pagar el costo político. El atajo está sobre la mesa: votamos antes, devaluamos después.
La pregunta es: ¿hasta cuándo lo va a permitir la sociedad?