Francisco Nicolás Contino: El Hombre Que Hablaba Con Aves

Francisco Nicolás Contino: El Hombre Que Hablaba Con Aves

Desde Tucumán arribó la familia Contino, en el corazón verde de Yuto antes de la primera mitad del siglo XX, un joven Francisco Nicolás Contino encontraba su voz en el canto de las aves. Con sus pinceles como alas y su mirada como vuelo, «Coco» transformaba cada pluma en un trazo, cada canto en un susurro visual que inmortalizaba la esencia misma de las aves del NOA. Su arte no solo documentaba, sino que revelaba el alma de esas criaturas, como si cada lienzo pudiera latir con la misma intensidad que sus corazones emplumados.

Yuto, un paraíso tropical donde los bosques resonaban con el llamado de aves exóticas, fue el nido donde nació su pasión. Allí, entre la bruma de la selva y el murmullo de los ríos, Contino creció viendo al cielo como un lienzo infinito donde las aves eran las protagonistas de su vida y obra. Su pincel, guiado por la luz y la sombra, capturaba la poesía de sus vuelos, mientras su alma se entrelazaba con el espíritu libre de las criaturas que tanto admiraba.

Más allá de su arte, Contino dedicó su vida a la conservación y la educación, llevando su mensaje a todo el noroeste argentino. Con la cámara en mano, filmó tres documentales que se convirtieron en verdaderas odas a la naturaleza: El picaflor de cola larga, Aves altoandinas y Nuestros aliados los pájaros. Estas obras no solo capturan imágenes, sino también el latido de una tierra que, a través de sus ojos, parece cobrar vida.

El legado de Contino no pasó desapercibido, y su nombre resonó en homenajes a nivel nacional, donde su trabajo fue reconocido como un tesoro para la biodiversidad y el arte argentino. Sin embargo, fue en su querido Yuto donde decidieron rendirle un homenaje perdurable. El 5 de septiembre, los habitantes de esta localidad descubrirán una placa en su honor, un acto que invita a las nuevas generaciones a mirar el cielo con la misma reverencia y admiración con la que «Coco» lo hizo.

Ángel, su hermano, junto a su esposa Celia «Tota» Salinas, estarán presentes en la ceremonia, recordando a Francisco no solo como el artista y ornitólogo que fue, sino como el hombre que encontró en las aves la metáfora perfecta de su propia vida: un vuelo constante hacia la libertad y la belleza.

Y así, como las aves que surcan el cielo, el legado de Contino seguirá volando alto, inspirando a aquellos que comprendan que en cada aleteo, en cada trino, hay un mensaje profundo de la naturaleza. Sus obras no solo capturan la belleza del mundo aviar, sino que nos recuerdan nuestra conexión ineludible con el entorno, con la vida que nos rodea, y con la responsabilidad de protegerla para las futuras generaciones.

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