La secuencia fue vertiginosa. Scott Bessent –jefe del Fondo de Estabilización Cambiaria de EE.UU.– blanqueó que el Tesoro compró pesos para contener la presión sobre el dólar y dar oxígeno al oficialismo en la previa electoral. Los activos locales rebotaron al calor de esa señal.
¿Esa maniobra ayuda a explicar por qué un puñado de gobernadores de Provincias Unidas habilitó en Diputados un guiño al Gobierno en el frente de los DNU –postergando límites efectivos a su uso–? No hay que forzar conspiraciones para ver sincronía política: cuando aparece un prestamista de última instancia, muchos deciden comprar tiempo. Letra P ya había descripto el movimiento de mandatarios que facilitaron que Milei “pueda gobernar por decreto”.
Por qué algunos gobernadores acompañaron
- Realpolitik fiscal. Con cajas provinciales tensas, cualquier baja transitoria del dólar financiero promete menos ruido en precios y licita la esperanza de semanas “navegables”. La intervención con pesos luce como un parche de liquidez, no como un plan de desarrollo.
- La zanahoria de la Nación. Cuando hay operadores con llegada a Casa Rosada, el mensaje tácito es claro: “ayuden hoy, habrá recursos mañana”. El problema es que la operación de Bessent no crea recursos genuinos para provincias: estabiliza cotizaciones, no recauda.
- Miedo a una corrida preelectoral. En calendario de urnas, el costo de quedar del lado del “ruido” se percibe mayor que el de sostener al Ejecutivo por unas semanas. El costo político diferido se paga después.
Por qué esa apuesta es riesgosa
- No corrige fundamentos. Comprar pesos atenúa brechas y volatilidad, pero no sube salarios reales ni baja la recesión por sí sola. Sin transferencias y obra, las provincias siguen con caída de coparticipación real y demanda interna deprimida. La estabilidad de cotización no es crecimiento.
- El día después. Aun con un repo/swap o apoyos, si el ancla cambiaria no es consistente con el nivel de precios, el ajuste reaparece: por devaluación, por recortes o por más licuación. El alivio de mercado no reemplaza un programa productivo federal. (Esto es un análisis, no un hecho ya ocurrido.)
- Costo institucional. Convalidar DNU sin límites erosiona el contrapeso que las provincias necesitan cuando la Casa Rosada concentra decisiones. Ese “guiño” puede volverse búmeran en distritos donde el humor social es claramente recesivo.
La dimensión geopolítica
EE.UU. busca desplazar influencia china en tecnología, comunicaciones y energía mediante un salvataje financiero y nuevas inversiones privadas. Puede abrir puertas en algunos sectores, pero también tensiona proyectos provinciales atados a capitales chinos. Si no hay reemplazos inmediatos, el interior paga el bache. (Inferencia basada en la cobertura sobre el objetivo de desplazar a China que acompaña la ayuda financiera.)
¿Timados o cómplices?
Si el movimiento de Bessent fue “rescate de urna”, lo que hicieron varias provincias fue comprar estabilidad de corto al precio de resignar control institucional. Si el dólar y los precios vuelven a moverse tras las elecciones –y no llega el derrame a la economía real–, quedarán pegados al ajuste sin réditos sociales que mostrar. Si, además, el andamiaje legal para acotar DNU se diluye, el federalismo se achica justo cuando más se lo necesita.
Lo que viene
- Si el Tesoro estadounidense sostiene la intervención y se anuncia un paquete más amplio, puede haber paz cambiaria transitoria. No es lo mismo que un programa de ingresos y obra. (SWI swissinfo.ch)
- Si la ayuda es finita y el Gobierno no corrige precios relativos de manera ordenada, el “alivio” durará lo que dure la chequera. Entonces, el voto castigo no sólo alcanzará al oficialismo nacional: también a quienes, por miedo o cálculo, cedieron controles clave del Congreso.
Veredicto: la maniobra de Bessent ayuda a entender el alineamiento coyuntural de algunos gobernadores, pero no garantiza mejoras económicas inmediatas para sus provincias. Si apostaron a una “primavera financiera” que no se traduzca en salario, empleo y obra, habrán sido –a la vez– timados y responsables.