La presentación del proyecto de presupuesto 2025 por parte del presidente Javier Milei ha encendido las alarmas en las provincias argentinas. Los gobernadores, preocupados por los profundos recortes propuestos, temen que estas medidas austeras comprometan sus gestiones y, en consecuencia, sus posibilidades de reelección en las elecciones provinciales del próximo año.
El presupuesto presentado por Milei busca alcanzar un «déficit cero» mediante una drástica reducción del gasto público, afectando áreas sensibles como educación, salud y obras públicas. Esta estrategia ha sido recibida con escepticismo por parte de los mandatarios provinciales, quienes advierten que la implementación de tales recortes podría desencadenar una contracción económica significativa en sus distritos.
Según fuentes cercanas a los gobernadores, existe una creciente preocupación de que la disminución de fondos y la paralización de proyectos esenciales generen descontento entre la población, erosionando la base de apoyo necesaria para asegurar sus reelecciones. «La gente espera soluciones y mejoras, no ajustes que afecten su calidad de vida», comentó un asesor de uno de los mandatarios provinciales.
En respuesta a esta situación, los gobernadores han comenzado a articular estrategias conjuntas para enfrentar las políticas del Ejecutivo nacional. Una de las medidas en consideración es la posibilidad de retirar el apoyo a figuras clave del oficialismo en el Congreso, como los presidentes de las cámaras legislativas, en un intento por ejercer presión y negociar modificaciones al presupuesto propuesto.
Además, se están llevando a cabo reuniones entre los mandatarios provinciales y sus equipos económicos para evaluar el impacto real de los recortes y diseñar planes de contingencia que permitan mitigar los efectos negativos en sus jurisdicciones. «No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras se pone en riesgo el bienestar de nuestra gente y nuestras propias carreras políticas», señaló un gobernador que prefirió mantener el anonimato.
La tensión entre las provincias y la Casa Rosada se intensifica a medida que avanzan las discusiones presupuestarias en el Congreso. Los gobernadores buscan alianzas con legisladores de diferentes bloques para frenar o, al menos, suavizar las medidas de ajuste propuestas por el Ejecutivo. «Es momento de dejar de lado las diferencias partidarias y trabajar juntos por el bien de nuestras provincias», afirmó otro mandatario provincial.
Con las elecciones provinciales a la vuelta de la esquina, el desenlace de esta disputa presupuestaria será determinante no solo para la economía de las provincias, sino también para el futuro político de sus líderes. La capacidad de los gobernadores para resistir los embates del ajuste y proteger a sus comunidades podría definir su continuidad en el poder más allá de 2025.