Hacia la modernización del Estado jujeño
Hablar de modernización del Estado en el siglo XXI no significa recortar las funciones y los servicios que la gestión pública ofrece a la sociedad
Por Lic. Luciano Córdoba
Hablar de modernización del Estado en el siglo XXI no significa recortar las funciones y los servicios que la gestión pública ofrece a la sociedad. Tampoco es pregonar el achicamiento del rol del Estado, como se difundía sin tapujos en la década del ‘90. Se trata más bien de lo contrario, de promover un mayor protagonismo de las políticas públicas, bien diseñadas, con objetivos claros y un uso eficiente y transparente de los recursos que se le asigna.
Este proceso de transformación positiva requiere de liderazgos políticos que no le teman a los procesos de cambio social y que sean profundamente democráticos en sus ideales. Que sean portadores de una cultura del diálogo y la búsqueda de consenso, incentivando a otros actores (gremialistas, líderes sociales, etc.) a que sean capaces de sumarse a este nuevo escenario público.
En la Argentina actual ya existen varias administraciones provinciales que pueden mostrar cambios sustanciales en la forma de gestionar las políticas públicas. Ya sea por la visión de un líder en particular, el recambio generacional, la formación de equipos de gobierno con gente preparada, o a partir del incentivo que generan los cambios de gobiernos, se empieza a vislumbrar una matriz de administradores públicos que quieren nivelar para arriba.
Los ejemplos que se puede señalar son Mendoza, Santa Fé, Córdoba, Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que con perfiles políticos diferentes, asumieron el desafío de cambiar la forma como se diseña e implementa las políticas públicas, entendiendo que para lograr una mayor inclusión social se debe gobernar con equidad y transparencia, apostando a las fortalezas internas que le dan más autonomía respecto del poder central, con una visión compartida entre el sector público y privado hacia donde se quiere ir en el futuro mediato.
PROYECTO DE PROVINCIA Y VISIÓN DE FUTURO
Cuando se asume la responsabilidad de conducir los destinos de una ciudad o provincia, hoy en día es fundamental conocer de dónde partimos, cuál es nuestra “línea de base” -indicadores en salud, educación, generación de empleo, acceso a la vivienda, etc.- para luego definir una agenda de prioridades políticas que reflejen una respuesta adecuada a las necesidades de la gente.
Para lograr avanzar en dicho sentido, en Jujuy necesitamos refundar el valor del empleo público, entendido esto como un servicio civil de calidad, con personas que sean valoradas no sólo por su vocación de servicio o pertenencia partidaria, sino fundamentalmente por sus ganas de progresar demostrando esfuerzo y capacitación permanente. Es hora de instaurar la carrera administrativa en el sector público.
Asimismo se requiere transparentar los procesos administrativos del Estado, garantizando el acceso a la información pública, fomentando la participación ciudadana en la toma de ciertas decisiones claves, incorporando también la mirada y los proyectos de los intendentes que son los receptores primarios de la demanda de la gente. Es hora de implementar presupuestos participativos y una idea de gobierno abierto con eje en el desarrollo local.
Si bien existen otras cuestiones delicadas para sumar al debate de la agenda pública hacia la modernización del Estado, como ser la reforma electoral con la instauración de la Boleta Única, o la forma cómo se elige los jueces y las autoridades de los organismos de control.
Hoy creo que es más imperioso señalar que necesitamos acotar el crecimiento del sector estatal que se evidencia en estos años, porque nos llevará a la bancarrota de las arcas públicas, entorpeciendo aún más la capacidad de respuesta en materia de salud, educación y seguridad.
Es hora de apostar por la matriz productiva de Jujuy, incentivando la educación en sintonía con dicho objetivo, y liberando la energía de los emprendedores y empresarios que son los que realmente van a generar trabajo genuino. | Pregón
