Redacción Perico Noticias // La inflación en Argentina sigue siendo un termómetro tanto de los aciertos como de las falencias de la política económica. Según los últimos datos, mientras que la inflación mensual registró un leve aumento al alcanzar el 2,7%, la inflación acumulada interanual cayó de manera significativa, bajando 100 puntos básicos y situándose en un 112% anual. Este panorama genera sensaciones mixtas: ¿estamos presenciando un cambio estructural o simplemente un alivio temporal dentro de un sistema profundamente disfuncional?
Los números en detalle: luces y sombras
Por un lado, el dato interanual refleja un avance positivo. La desaceleración de la inflación acumulada, aunque insuficiente para cambiar drásticamente la economía cotidiana de los argentinos, es un logro que no puede ignorarse. Esto es el resultado, en parte, de las políticas implementadas por el gobierno libertario de Javier Milei, que apuntan a reducir el gasto público, eliminar subsidios y estabilizar el tipo de cambio.
Sin embargo, el aumento mensual al 2,7%, aunque bajo en comparación con meses anteriores, evidencia que los problemas estructurales persisten. La economía argentina sigue atada al «crawling peg», un sistema de devaluación controlada que, aunque busca evitar explosiones cambiarias, alimenta la inercia inflacionaria.
Puntos positivos: ¿hay esperanza?
- Caída interanual significativa: La reducción de 100 puntos básicos en la inflación acumulada muestra que la economía está reaccionando, al menos parcialmente, a las medidas de ajuste fiscal y monetario implementadas por el gobierno.
- Menor incertidumbre cambiaria: La estabilidad relativa del dólar oficial ha contribuido a calmar a los mercados y ha permitido que los precios de productos importados se mantengan estables, beneficiando a ciertos sectores.
- Freno al gasto público: El gobierno libertario ha dado señales claras de querer eliminar el déficit fiscal, una de las principales fuentes de emisión monetaria que alimenta la inflación.
Puntos negativos: el peso de la cultura política
- Persistencia de la inercia inflacionaria: El aumento mensual, aunque moderado, demuestra que la inflación sigue profundamente arraigada en la estructura económica del país. Esto incluye indexaciones automáticas y la resistencia de ciertos sectores a reducir precios.
- Falta de resultados en el corto plazo: A pesar de la caída interanual, los salarios continúan perdiendo frente a la inflación, afectando directamente al poder adquisitivo y al consumo interno.
- Desconfianza estructural: Los argentinos aún no confían plenamente en la estabilidad económica. Esto se traduce en una preferencia por el dólar y un mercado financiero que opera más en función del miedo que de las políticas gubernamentales.
¿Es este el cambio que Argentina necesita?
La pregunta clave es si esta desaceleración es sostenible. Argentina ha vivido ciclos de estabilización temporales que terminan desmoronándose ante la falta de reformas estructurales profundas. El problema no solo radica en las políticas económicas, sino también en una cultura política tóxica, donde los partidos y líderes priorizan sus intereses personales sobre el bienestar del electorado.
El país sigue atrapado en un círculo vicioso: cada nuevo gobierno promete estabilidad, pero las medidas son insuficientes para cambiar la raíz del problema. En este contexto, el electorado siempre termina siendo el gran perdedor, enfrentando una inflación que, aunque desacelera, sigue consumiendo los ingresos de los hogares.
¿Un cambio real o solo una ilusión?
El dato de inflación interanual genera un atisbo de esperanza, pero no basta para garantizar un futuro estable. Argentina necesita más que ajustes temporales; requiere una transformación cultural que elimine la corrupción, la ineficiencia y el oportunismo político que han llevado al país a esta situación.
Mientras tanto, los argentinos se debaten entre la esperanza de un cambio y la amarga realidad de que los vaivenes económicos siguen siendo la norma. ¿Podrá el gobierno de Milei romper este ciclo o será otro capítulo más en la larga historia de decepciones económicas del país?.
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