“Jujuy, en el filo de la motosierra: Sadir no ajusta, pero Nación ya recorta y pone en jaque el modelo provincial”

“Jujuy, en el filo de la motosierra: Sadir no ajusta, pero Nación ya recorta y pone en jaque el modelo provincial”


Un recorte que ya llegó: el 4% que anticipa el nuevo orden fiscal

Jujuy empieza a sentir el filo de la motosierra nacional. Aunque el gobernador Carlos Sadir fue uno de los primeros en firmar el Pacto de Mayo y ha intentado mantener una postura cooperativa con el Gobierno Nacional, la respuesta no se hizo esperar: este mes, Nación recortó un 4% en las transferencias automáticas a la provincia, y la tendencia a la baja amenaza con profundizarse. Según proyecciones del CFI, la caída acumulada 2023-2025 para Jujuy sería del 11,4% en términos reales, lo que representa una pérdida de 254.577 millones de pesos en moneda homogénea.

La motosierra no espera adhesiones ni lealtades: actúa sin distinciones ideológicas ni gestos institucionales.


Sadir, sin motosierra propia: ¿modelo agotado o en transición?

Desde su reelección, Sadir ha sido prudente. A diferencia de otras provincias, no trasladó el ajuste directamente a sus estructuras internas. Evitó despidos masivos, no avanzó en recortes salariales drásticos y sostuvo la prestación de servicios esenciales. Tampoco activó subas impositivas fuertes, aunque los municipios se vieron obligados a retroceder en la aplicación de tasas que habían intentado actualizar.

Sin embargo, la presión fiscal ya está sobre la mesa. Con una economía provincial enfriada, un mercado interno pequeño y la frontera saturada de productos bolivianos más baratos, la recaudación cae y las exportaciones tradicionales (como tabaco, azúcar y energía solar) ya no son competitivas sin estímulos.

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RIGI ausente, frontera caliente, y un ajuste que no se puede delegar

El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), tan promocionado por Nación, aún no deja huella en Jujuy. Los grandes capitales no llegan y los beneficios fiscales no se traducen en dinamismo económico real. Mientras tanto, las importaciones informales por la frontera generan asimetrías insostenibles para comerciantes locales, que no pueden competir ni en precio ni en escala.

¿Puede Sadir seguir sosteniendo el equilibrio fiscal sin aplicar su propia motosierra? ¿O el ajuste llegará, aunque camuflado en tarifas, suba de tasas o deterioro de servicios?


La motosierra nacional se enciende contra las provincias, no contra la inflación

Paradójicamente, el apoyo electoral a La Libertad Avanza sigue firme en segmentos urbanos y del agro, pero no porque se apoye el ajuste: el votante quiere que baje la inflación, y esa expectativa aún sobrevive, aunque cada vez con más dudas. La gente no votó motosierra: votó por orden, estabilidad y una ilusión de recuperación que hoy parece lejana. Y es en esa contradicción donde Sadir debe maniobrar.

En ese escenario, la motosierra se vuelve antipática, incluso entre aliados. Nadie quiere ser el primero en recortar jubilaciones, cerrar escuelas o achicar hospitales. Ni siquiera los gobernadores alineados. Y en Jujuy, ese costo político sería altísimo.


¿Qué hará Jujuy? Las hipótesis del laberinto fiscal

  1. Trasladar el ajuste a la estructura provincial: reducción de personal, eliminación de programas sociales, achique institucional. Sería una decisión impopular y de alto riesgo social.
  2. Subir impuestos locales: aunque la presión ya es alta, se podrían crear nuevos tributos o reactivar tasas que hoy están congeladas. Pero esto golpea al consumo y al comercio interno, ya debilitado.
  3. Endeudarse a nivel local o gestionar asistencia internacional: opción limitada, dado que el perfil crediticio provincial no es óptimo y las condiciones macro argentinas son frágiles.
  4. Negociar una nueva coparticipación o asistencia directa con Nación: en el actual esquema libertario, esta vía parece poco viable, salvo que se articule políticamente con otras provincias afectadas.

Un modelo provincial en la cornisa

La paradoja es evidente: Jujuy fue pionera en sostener la gobernabilidad bajo un esquema de consenso con Nación, y sin embargo es una de las primeras en pagar el costo del ajuste estructural. Con sus exportaciones debilitadas, sin acceso inmediato al beneficio del RIGI, sin una economía interna sólida ni una estructura tributaria flexible, la provincia queda atrapada entre el mandato del ajuste y la realidad del territorio.

La motosierra no tiene aceptación social. Pero su zumbido ya se escucha, y los gobernadores tendrán que decidir si la toman, la esquivan o la enfrentan con otro modelo de país.

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