Jujuy en la encrucijada: una elección que desafía al oficialismo y marca el fin del viejo orden político

Jujuy en la encrucijada: una elección que desafía al oficialismo y marca el fin del viejo orden político

Perico Noticias // La cuenta regresiva hacia las elecciones del 11 de mayo en Jujuy transcurre en un clima de creciente incertidumbre y descontento social. Mientras el gobierno de Javier Milei mantiene su presión sobre los gobernadores para profundizar la reducción del gasto público y eliminar impuestos, la provincia enfrenta un panorama sombrío, condicionado por una economía en retracción, un ajuste brutal y una creciente pauperización de la clase trabajadora. Lejos de los discursos optimistas del oficialismo, la realidad impone una narrativa distinta: caída del consumo, crisis en el sector servicios y una pobreza estructural que se amplía con cada nueva medida de ajuste.

El escenario se torna aún más complejo con la inminente devaluación del 30% que proyecta el Bank of America, lo que significa otro golpe demoledor sobre la base electoral de La Libertad Avanza. La crisis ya se siente con fuerza: el escándalo del CriptoGate, que erosionó al menos diez puntos de apoyo al gobierno, dejó en evidencia el desorden interno y la falta de respuestas económicas sostenibles. La falta de dólares, el encarecimiento del crédito y la continua presión sobre los salarios auguran un proceso recesivo aún más profundo. El supuesto superávit de las provincias, celebrado por la administración Milei, es en realidad un espejismo contable basado en la licuación del poder adquisitivo, lo que genera una creciente reacción en las calles.

El peronismo dinamitado y el fin del modelo de tercios

Históricamente, la competencia electoral en Argentina ha tendido a estructurarse en torno a tres grandes espacios: el oficialismo, el peronismo opositor y un tercer actor fluctuante que capta el descontento. Sin embargo, en Jujuy, la dinámica está mutando. Con un peronismo fragmentado, desdibujado y sin capacidad de articulación, el esquema tradicional se derrumba. No habrá una elección de tercios: el Frente Justicialista se atomizó en múltiples fracciones irreconciliables, lo que le impide consolidar una opción competitiva. La diáspora peronista es el reflejo de un modelo agotado que ya no encuentra eco en un electorado hastiado de promesas incumplidas.

En este nuevo escenario, la verdadera disputa electoral podría definirse entre dos polos emergentes: por un lado, la izquierda, siempre fiel a su estructura ideológica, pero con la oportunidad de reinventarse si logra abandonar su rigidez orgánica; por otro, un Frente Amplio, que encarna el anhelo de una renovación genuina, con un discurso transversal y una fuerte identidad jujeña. La clave será si estos espacios logran interpelar al electorado con una propuesta concreta y creíble, alejada del personalismo y basada en un consenso amplio entre los sectores históricamente excluidos del poder.

El agotamiento de las narrativas tradicionales: la política sin discurso

Uno de los aspectos más llamativos de este proceso electoral es la incapacidad de las fuerzas tradicionales para sostener un discurso coherente frente a una realidad que las desmiente a cada paso. La crisis social y económica ha generado un nivel de hartazgo tal que cualquier candidato de los partidos históricos se encuentra desprovisto de argumentos ante la ciudadanía. Las promesas de desarrollo, estabilidad y crecimiento chocan de frente con la evidencia del desastre cotidiano: inflación sin control, deterioro de los servicios públicos, salarios pulverizados y un modelo de ajuste que solo profundiza la desigualdad.

En este contexto, la campaña política se vuelve un ejercicio de supervivencia para los candidatos del oficialismo provincial y de La Libertad Avanza, quienes ya no pueden apelar a la épica del cambio ni a la promesa de un futuro mejor. La sociedad jujeña no necesita discursos rimbombantes; necesita soluciones concretas. Y ante la ausencia de un relato convincente, los votantes podrían volcarse hacia opciones que, hasta ahora, no habían tenido espacio en la arena política.

El desafío de lo nuevo: construir un proyecto sin personalismos ni «casta»

El 11 de mayo no será una elección más para Jujuy; será un punto de inflexión. El agotamiento del modelo político tradicional y la crisis económica han abierto una ventana de oportunidad para la emergencia de una nueva fuerza que represente verdaderamente a los sectores postergados. No se trata de un simple recambio de figuras, sino de la construcción de un proyecto colectivo que trascienda los personalismos y que sea el resultado de un consenso real entre aquellos que nunca han tenido la posibilidad de decidir.

Jujuy necesita una alternativa que no sea una mera adaptación de las viejas estructuras, sino un espacio de construcción genuina, donde la voz de los que históricamente han sido marginados tenga un peso determinante. Una alternativa sin «casta», sin pactos con los poderes fácticos, sin discursos vacíos ni falsas promesas. Porque la sociedad jujeña ya no se conforma con menos: ha llegado la hora de lo nuevo.

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