Perico Noticias // A solo 19 días del cierre de frentes electorales, la política jujeña ha entrado en un estado de ebullición total. El adelantamiento de los comicios, que en un primer momento parecía ser una jugada desesperada del oficialismo para adelantarse a la crisis nacional, se ha convertido en un escenario impredecible, donde el Criptogate irrumpió como un cisne negro que modificó todos los cálculos previos. En este nuevo tablero, las certezas se derrumban y las hipótesis sobre el futuro inmediato se multiplican.
Hasta hace una semana, Cambia Jujuy deambulaba entre la resignación y el desconcierto. Con un liderazgo desgastado de Gerardo Morales, sin aliados fuertes y con intendentes rebeldes que preferían tomar distancia del exgobernador, el oficialismo enfrentaba la posibilidad de un catastrófico tercer o cuarto lugar. Carlos Sadir, el actual gobernador, emergía como la única figura con capacidad de contener la diáspora interna, principalmente por su habilidad para tejer acuerdos con los intendentes y su sutil acercamiento a Javier Milei, en una pirueta política que mantenía viva la esperanza de surfear la ola libertaria sin sumergirse en sus conflictos internos.
Pero la crisis desatada por el Criptogate cambió por completo el escenario. La Libertad Avanza, que hasta hace días era un gigante electoral en Jujuy, hoy aparece herida, dividida y sin conducción local fuerte. Milei, que en su mejor momento era un «ancho de bastos» imbatible, ahora es una figura bajo sospecha, con el 66,7% de los argentinos considerando que enfrenta la mayor crisis de su gobierno y el 59,9% creyendo que se trató de una estafa. Sin Milei como único activo, los libertarios jujeños carecen de estructura, identidad propia y liderazgo territorial. Ezequiel Atauche, Vilma Vedia y Manuel Quintar quedaron en un limbo, atrapados entre la defensa de un presidente debilitado y la falta de herramientas políticas para sostener su electorado.
El radicalismo revive en la confusión libertaria
La UCR jujeña pasó del funeral a la esperanza en cuestión de días. La fragilidad libertaria le devolvió oxígeno a un oficialismo que, reducido a su estructura pura y sin aliados de peso, ve cómo los votos que antes migraban hacia Milei pueden volver a los territorios conocidos. La crisis libertaria suspendió la implosión radical y reabrió una discusión sobre la estrategia electoral, que se frenó por dos veces en la convención provincial del partido. Sin consenso interno, la UCR apostaba a estirar la definición, pero ahora cuenta con un adversario tocado y un panorama más despejado para reorganizarse.
A pesar de que Gerardo Morales sigue siendo un problema interno, el factor Carlos Sadir se convierte en el gran ordenador del armado radical. Su magnetismo con los intendentes y su perfil de gestión pragmática le permiten ofrecer una candidatura con chances competitivas en un contexto de desgaste extremo del oficialismo. La pregunta es si el oficialismo logrará construir una oferta electoral renovada y seductora o si simplemente se limitará a esperar el derrumbe libertario.
El PJ: entre la fractura y la apuesta Kicillofista
Mientras el radicalismo intenta recomponerse y la Libertad Avanza se tambalea, el peronismo jujeño ensaya una unidad forzada que podría reconfigurar el panorama electoral. La decisión de prorrogar las elecciones internas otorgó un control más vertical al kirchnerismo, que ahora maneja la estrategia en la provincia. La llegada inminente de una figura nacional para apuntalar la imagen de los referentes locales (Carolina Moisés, Leila Chaer, Guillermo Snopek y Rubén Rivarola) representa un intento de reconstrucción del peronismo jujeño, con el apoyo explícito de Cristina Fernández ahora potenciada por el acercamiento a Axel Kicillof, aceptando liderar una banca en la provincia de Buenos Aires donde también desdoblarían las elecciones.
El desafío del PJ es doble: reconquistar el peronismo desencantado y, al mismo tiempo, seducir a los votantes que ven en la UCR y LLA dos modelos desgastados o en crisis. Si logran consolidar un discurso fresco y competitivo, podrían resurgir como una alternativa real. Pero si se limitan a una foto de unidad sin contenido, el peronismo jujeño seguirá atrapado en su propia intrascendencia.
Los outsiders: ¿una ventana de oportunidad?
En este terreno de volatilidad extrema, los espacios emergentes ven una oportunidad que no existía hace una semana.
- Lyder, de Isolda Calsina, si bien es parte de la coalisón de gobierno, con un anclaje en la gestión modernizadora y con valores libertarios, aliada de Patricia Bullrich -la imagen política de mayor tracción ahora en Argentina-, podría jugar su propio juego y separarse del oficialismo. Su trayectoria, estructura y contenido lo convierten en una pieza clave en la negociación electoral, pudiendo inclinar la balanza en más de una dirección.
- La Izquierda, si logra romper su encierro dogmático y se acerca al centro político, podría consolidarse como una alternativa disruptiva con el apoyo de Otra Historia, un partido que posee presencia territorial y capacidad de movilización. Otra Historia, también puede emerger explosivamente por su rodaje callejero, un fenómeno amplificable en redes.
- El Frente Amplio, con una construcción abierta y de bases, intenta canalizar el peronismo conservador con un mensaje de renovación, trasvasamiento genuino, transparencia y pragmatismo, que dada las circunstancias podrá algamar un propuesta colectiva superadora, adquieriendo también legítimas expectativas.
- Hacemos Argentina, de Carlos Haquim, sigue sin rumbo definido. Aliado a Juan Schiaretti, su espacio carece de identidad provincial y se mueve con pura lógica de oportunismo político. Sin un programa claro, su relevancia dependerá de alianzas externas más que de su propio peso político.
Hipótesis: la política en estado de máxima incertidumbre
Jujuy se encuentra en un momento de máxima indefinición, donde cualquier movimiento puede cambiar drásticamente el escenario. Algunas hipótesis que pueden marcar el futuro inmediato:
- Si la Libertad Avanza no logra contener el golpe del Criptogate, podría enfrentar una desbandada de votantes y dirigentes, abriendo espacio para que el radicalismo recupere terreno o que el peronismo crezca por absorción del voto libertario desencantado.
- Si la UCR logra construir una oferta atractiva, con Sadir como eje, podría estabilizarse y disputar nuevamente el primer puesto.
- Si el peronismo logra consolidar una estructura de unidad con respaldo nacional, puede recuperar parte del terreno perdido y emerger como una opción viable.
- Los outsiders pueden capitalizar el descontento general y romper la polarización histórica entre radicales y peronistas, ocupando el espacio que la crisis libertaria dejó abierto.
A 19 días del cierre de frentes, el futuro es un enigma. Pero si algo es seguro en la política moderna, es que nada está garantizado y todo puede cambiar en cuestión de horas. En Jujuy, los cisnes negros ya empezaron a volar.