“Jujuy se quedó sin nafta: las economías regionales agonizan mientras el gobierno local mira el GPS roto”

“Jujuy se quedó sin nafta: las economías regionales agonizan mientras el gobierno local mira el GPS roto”

El drama ya no es una sospecha. Es una certeza devastadora y en presente continuo: las economías regionales del NOA, y en particular las de Jujuy, han quedado varadas en un páramo financiero sin horizonte, sin brújula y sin respaldo. Lo que estamos viendo es un colapso progresivo, silencioso, donde los actores productivos están abandonados a su suerte, sin políticas anticíclicas, sin crédito, sin mercado y, lo más grave, sin expectativas.

No es exagerado afirmar que la zafra azucarera, la campaña tabacalera, la horticultura comercial y hasta el circuito pyme están en caída libre. Endeudadas, sin liquidez y recortando a niveles insostenibles, estas actividades están cerca del punto de no retorno. Los números no cierran, los proveedores ya no esperan, y la cadena de pagos —cuando no se cortó— pende de un hilo podrido.

Frente a este escenario, ¿qué hace el gobierno de Jujuy?
Fotos. Actos. Rondas protocolares.
Pero no política. No medidas. No herramientas reales.

La crisis no es nueva. Fue anunciada con bombos en Tucumán: el Pacto de Mayo, ese documento al que Jujuy firmó con una sonrisa, ya decía a gritos que “no hay plata” y que cada provincia compita como pueda. Nación fue clara: sálvese quien pueda. Pero Jujuy, lejos de encender la motosierra, optó por el serrucho oxidado de la administración rutinaria, incapaz de reconfigurar el mapa productivo o montar un mercado de crédito propio.

EL “BUSQUE OTRO INGRESO” COMO DOCTRINA

El mensaje lapidario de Javier Milei a los industriales y obreros de Tierra del Fuego —“busquen otra fuente de ingreso”— no fue un exabrupto. Fue una declaración de política nacional.
Y aunque duele, ¿no es ese mismo mensaje el que ya suena, sin palabras, para los productores jujeños?
¿Quién puede producir cuando los costos superan los precios, cuando no hay demanda solvente, cuando el crédito es usura y el Estado no provee ni confianza ni inversión ni amortiguación alguna?

La macroeconomía —el famoso “orden” libertario— aún no permea a la microeconomía real, la del ferretero, el tabacalero, el ingeniero agrónomo, el contratista de maquinaria, el acopiador, el obrero zafrero. Esa Argentina no ve una “curva de mejora”. Ve un precipicio.

SIN RENTABILIDAD NO HAY ESTADO

La rentabilidad de los sectores productivos es la sangre del Estado, pero ni provincia ni nación parecen comprenderlo. No se puede sostener un tejido social expulsando productores, cerrando locales y llevando a la informalidad a miles.

Los empresarios lo saben. Están entre especular y replegarse. Pero no patean el tablero. La dirigencia política oficialista, por su parte, ya está agotada: no tiene ideas, no tiene equipos técnicos sólidos, no tiene liderazgo de gestión. Su única estrategia parece ser el silencio y el marketing institucional vacío.

¿QUIÉN CONTIENE A LOS EXCLUIDOS?

Porque la pregunta no es solo qué harán los que siguen en actividad. La pregunta urgente es: ¿qué se hará con los que ya están quedando afuera del sistema?
¿Qué plan de contención existe para los jóvenes que volverán al desempleo rural? ¿Para los obreros que no serán recontratados? ¿Para los pequeños comerciantes que bajen la persiana este invierno?

Jujuy tuvo tiempo. Tuvo advertencias. Tuvo margen. Y no hizo nada.

Hoy la provincia no puede garantizar ni siquiera que sus economías instaladas subsistan. Eso no es ajuste. Es abandono. Es impericia. Es fracaso.

¿Qué es lo que más te preocupa hoy en Jujuy?

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