Perico Noticias // La provincia de Jujuy camina por la cornisa de la crisis financiera, sosteniendo su frente externo a costa del ajuste interno más feroz. Mientras el gobernador Carlos Sadir busca garantizar el cumplimiento de los vencimientos de la deuda en dólares heredada de Gerardo Morales, los jujeños enfrentan un escenario de salarios deprimidos, tarifazos y una crisis social creciente. El modelo de gobernanza jujeño ha demostrado que la prioridad absoluta es el pago a los acreedores internacionales, incluso si eso significa sacrificar el bienestar de la población.
Las cifras del endeudamiento: Jujuy, atada al dólar
La provincia mantiene compromisos financieros en moneda extranjera que representan aproximadamente el 90% de su deuda total, con el Bono Verde de 210 millones de dólares emitido en 2017 como su mayor pasivo. Este bono, originalmente destinado al financiamiento del Parque Solar Cauchari, debía ser una fuente de ingresos autosustentable. Sin embargo, la realidad fue muy diferente: el parque recauda un 14,6% menos de lo proyectado, generando un desfasaje que obliga al gobierno a ajustar otros frentes para evitar el default.
Mientras La Rioja cayó en cesación de pagos por no poder afrontar un vencimiento de 26 millones de dólares, Jujuy ha maniobrado con reestructuraciones y pagos a costa de un severo recorte interno. Las calificadoras de riesgo como S&P y Moody’s han reconocido que la provincia ha logrado evitar la cesación de pagos, pero advierten sobre su fragilidad fiscal y la alta exposición al riesgo cambiario.
El costo del ajuste: sueldos congelados y aumentos descontrolados
El gobierno de Sadir ha optado por un ajuste brutal para sostener la estructura financiera y cumplir con sus obligaciones en dólares. Mientras los estatales jujeños ven sus salarios prácticamente congelados, con aumentos muy por debajo de la inflación, las tarifas de los servicios esenciales han sufrido incrementos desmedidos.
- Energía eléctrica: Se han registrado aumentos de hasta 200% en las facturas de luz, impactando tanto en los hogares como en el comercio.
- Agua potable: A pesar de la crisis sanitaria que afecta a amplias zonas de la provincia, el costo del servicio no deja de subir.
- Transporte público: Se proyecta un nuevo incremento en los boletos, en una provincia donde la movilidad es clave debido a las distancias y la geografía.
El modelo es claro: ajustar internamente para cumplir externamente. Jujuy sostiene su imagen ante los mercados a base de recortar los ingresos de los trabajadores y encarecer el costo de vida.
Los riesgos del modelo: cuando la paciencia se agota
El endeudamiento en dólares es una bomba de tiempo para cualquier administración, pero más aún para una provincia con ingresos dependientes de la recaudación local y de fondos nacionales. El esquema de financiamiento jujeño no solo es insostenible, sino que ha generado una fractura social que se traduce en protestas y conflictos recurrentes.
El descontento de los trabajadores estatales ya ha derivado en paros y movilizaciones. Los gremios denuncian que los aumentos salariales ofrecidos por la provincia son un chiste frente a la inflación, mientras que las tarifas de los servicios básicos se disparan sin control.
La situación recuerda al colapso financiero de varias provincias en la crisis de 2001, donde el peso de la deuda externa fue un factor determinante. Jujuy ha logrado hasta ahora mantenerse a flote, pero a un costo altísimo. La pregunta es: ¿hasta cuándo la sociedad podrá soportar un modelo que prioriza los pagos a Wall Street por encima del bienestar de su gente?
¿Prioridad financiera o sacrificio social?
Jujuy ha elegido el camino del ajuste para sostener su imagen ante los mercados financieros, pero lo ha hecho a costa de los salarios, el acceso a servicios esenciales y el desarrollo provincial. Mientras las agencias internacionales elogian la capacidad de pago de la provincia, en las calles de San Salvador de Jujuy la realidad es otra: un pueblo que enfrenta tarifazos y sueldos miserables para sostener un modelo de deuda que sigue beneficiando a los mismos de siempre.
La historia reciente de provincias como La Rioja muestra que la burbuja financiera puede estallar en cualquier momento. Jujuy aún no ha llegado al default, pero el costo del ajuste es cada vez más insoportable. Y cuando la paciencia de los ciudadanos se agote, el ajuste dejará de ser una decisión técnica para convertirse en un problema político de grandes dimensiones.