«Jujuy, una heladera fiscal: mientras Salta enciende el motor del consumo, aquí congelan la economía con impuestos»

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Jujuy, atrapada en su propio iceberg impositivo

En pleno invierno económico, cuando el turismo se enfría y el comercio se contrae, Jujuy parece haber elegido el peor camino: seguir apretando a contribuyentes, comerciantes y pymes con una presión fiscal asfixiante, sin mostrar ningún tipo de sensibilidad ante una sociedad que ya no resiste más. La ausencia de incentivos fiscales, programas de reactivación y políticas de alivio al consumo deja a la provincia al borde de una recesión estructural, mientras las autoridades locales y municipales parecen funcionar en automático, sin iniciativa ni visión de contexto.

El gobierno de Jujuy mantiene incólume un régimen tributario que pesa sobre cada transacción, cada factura y cada pequeña venta en ferias o locales. La lógica recaudatoria prima por sobre el impulso productivo. Ni los intendentes ni el Ejecutivo provincial han avanzado en planes de emergencia para estimular la economía regional, a pesar de la caída sostenida del turismo —uno de los sectores más dinámicos de la provincia— y el deterioro del poder adquisitivo que tiene al comercio en agonía.

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El contraste: Salta baja impuestos y prende los motores

A sólo unos kilómetros, Salta acaba de dar una señal clara. El Senado provincial respaldó un ambicioso proyecto de reducción tributaria que propone eliminar tasas municipales innecesarias y distorsivas para fomentar el desarrollo productivo, comercial y turístico. La propuesta, respaldada por intendentes de todas las fuerzas políticas, busca descomprimir al sector privado y generar un círculo virtuoso: menor carga impositiva, mayor actividad, más empleo, más recaudación por volumen.

Esta diferencia de enfoque no es menor. En un escenario nacional donde el consumo se derrumba y la inversión se paraliza, Salta decide desatar los nudos que frenan el movimiento económico, mientras Jujuy elige atar más fuerte el corset tributario, con el único objetivo de garantizar ingresos fiscales inmediatos, sin mirar a largo plazo. Así, no solo condena a comerciantes, emprendedores y productores a la asfixia, sino que erosiona el tejido social y deja a miles de familias sin herramientas para enfrentar el invierno económico.

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Turismo congelado y consumo desértico

El impacto del abandono es visible. Las cifras extraoficiales del sector turístico indican una baja significativa de la ocupación en las principales localidades de Jujuy. El consumo interno, termómetro directo de cualquier economía provincial, registra caídas interanuales de hasta el 30% en rubros clave. A pesar de esta realidad, no hay medidas fiscales de alivio, no hay moratorias impositivas, no hay créditos blandos, ni siquiera campañas de estímulo al turismo interno. Solo hay silencio y boletas de cobro.

Mientras tanto, en Salta, se construye un modelo alternativo que reconoce que sin consumidores no hay comercio, sin comercio no hay empleo, y sin empleo no hay recaudación sustentable. El esquema salteño busca achicar el Estado innecesario, sin resignar servicios, y al mismo tiempo activar los motores económicos donde más hace falta: en la calle, en la feria, en la pyme, en el hotel, en la vidriera vacía de cualquier ciudad del interior.

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¿Hasta cuándo soportará Jujuy este modelo sordo y frío?

Es hora de que el gobierno jujeño y los municipios despierten. El termómetro económico marca temperaturas bajo cero y la sociedad necesita calor político, visión y decisiones audaces. Si Salta puede repensar su estructura tributaria para dinamizar el presente y proyectar futuro, ¿qué impide a Jujuy hacerlo? La falta de voluntad política no puede seguir siendo la barrera que nos condene al estancamiento.

Los municipios deben asumir su responsabilidad. Ya no alcanza con pintar plazas ni anunciar eventos vacíos de contenido. Se necesita gestión transformadora, sensibilidad social y una reingeniería tributaria urgente que le devuelva aire al comerciante, fe al emprendedor y oportunidades al trabajador.

Mientras Salta abre caminos, Jujuy sigue cavando su propia trinchera.