Redacción Perico Noticias // El gobernador Axel Kicillof lanzó este lunes un mensaje directo y desafiante hacia el gobierno de Javier Milei: si Aerolíneas Argentinas entra en proceso de privatización, la provincia de Buenos Aires comprará el paquete accionario para evitar lo que considera una “destrucción” de la línea de bandera.
Con un discurso que mezcla defensa política, números contundentes y un llamado a la unidad, Kicillof no solo busca frenar la privatización, sino también poner sobre la mesa el choque de dos modelos económicos y políticos que parecen irreconciliables: el Estado como garante del desarrollo nacional vs. la libre privatización de empresas públicas.
Aerolíneas Argentinas: ¿modelo estratégico o «una empresa deficitaria»?
Desde la óptica del gobierno nacional, liderado por Javier Milei, Aerolíneas Argentinas es vista como una carga para el Tesoro y un ejemplo de las ineficiencias del Estado. Sin embargo, Kicillof desafía ese argumento con datos concretos:
- La empresa no habría requerido asistencia del Tesoro Nacional.
- Según el gobernador, Aerolíneas genera un saldo positivo de 2.665 millones de dólares en beneficios económicos, especialmente en turismo y conectividad.
En ese sentido, el gobernador sostiene que liquidar Aerolíneas no solo sería un error económico, sino también un golpe estructural para la conectividad federal y el desarrollo territorial del país.
Kicillof y el «bloque federal»: un desafío político
Más allá del anuncio de la provincia de Buenos Aires, Kicillof reveló que habló con otros gobernadores y sindicatos sobre la posibilidad de articular una respuesta conjunta frente a la privatización. Esta jugada puede interpretarse como un intento de crear un bloque federal opositor, con Aerolíneas como bandera de lucha.
El gobernador entiende que la venta de la línea de bandera no es solo un tema económico: es un símbolo de soberanía nacional y, por ende, un terreno perfecto para marcar diferencias ideológicas con el gobierno libertario.
Choque de dos modelos: Estado vs. mercado
Lo que Kicillof y Milei plantean no es solo un debate sobre Aerolíneas Argentinas; es la exposición de dos visiones del país en tensión:
- El modelo libertario de Milei: achicar el Estado, reducir el gasto público y privatizar empresas estatales bajo la consigna de «eficiencia y competencia».
- El modelo intervencionista de Kicillof: el Estado como articulador del desarrollo económico, la equidad territorial y la protección de sectores estratégicos.
En este contexto, Aerolíneas se convierte en un emblema de la batalla ideológica entre ambas posturas. Kicillof lo entiende y eleva la apuesta: «Si Milei quiere venderla, nosotros la compramos».
El efecto dominó: ¿puede Buenos Aires realmente comprar Aerolíneas?
El anuncio de Kicillof genera un debate inevitable: ¿tiene la provincia de Buenos Aires los recursos y el margen legal para adquirir una empresa de esta magnitud? La respuesta, por ahora, parece más política que técnica. El gobernador reconoce que explorarán “los mecanismos legales” para concretar la operación, pero, en el fondo, su declaración tiene un fuerte peso simbólico y busca colocar a la provincia como contrapeso al gobierno de Milei.
Conclusión: Aerolíneas, la Patria y el ajedrez político
Kicillof no solo salió a defender Aerolíneas Argentinas; desafió abiertamente la agenda de Milei, convocando a gobernadores, sindicatos y sectores productivos a un frente de resistencia. La frase «Aerolíneas y la Patria no se venden» resume una estrategia que trasciende lo económico para convertirse en una bandera política con impacto nacional.
En esta batalla, el cielo argentino no es solo un espacio aéreo: es el campo de lucha donde dos modelos de país buscan demostrar cuál tiene los pies más firmes en la tierra.